TURQUÍA MIRA A EUROPA

Mientras los Gobiernos comunitarios no terminaban de ponerse de acuerdo en la distribución de un puñado de refugiados, Turquía sorprendió a los negociadores con una propuesta en virtud de la cual se comprometía a mantener en su territorio a los 2,7 millones de refugiados que tiene –sirios incluidos– y a evitar que los que puedan ir llegando sigan camino hacia el corazón del viejo continente. 
El régimen de Ankara recibirá en contrapartida 6.000 millones de euros. Pero dineros al margen, recibirá algo que le interesa bastante más:  un mayor acercamiento a Europa por el que siempre ha suspirado. La crisis de los refugiados supone una buena base negociadora y la va a aprovechar. Sólo desde el punto de vista político es entendible, para Turquía, el acuerdo con la UE Europa, por su parte, soluciona su problema trasladándolo.
Si al final se formaliza el convenio, habrá una flexibilización en los visados para los ciudadanos turcos que viajen a países comunitarios y se daría un impulso a las negociaciones para la adhesión de Ankara a la UE; unas negociaciones abiertas en 2005, pero que hasta ahora han suscitado en Bruselas más recelos que simpatías.
Desde su origen y a pesar de su situación geográfica (asiática en un 97 por ciento), Turquía siempre ha mirado a Occidente. Hace siglos, para conquistar Europa. Más recientemente, para ir incorporándose a sus instituciones. Así, en 1949 entraba en el Consejo de Europa, como clara prueba de voluntad occidentalista. 
Su ubicación geoestratégica en medio de una zona de vital importancia en el tablero internacional, a caballo entre los dos continentes y a un tiro de piedra de los Balcanes, el conflictivo Cáucaso, Asia central y el Medio Oriente, fue decisiva para entrar a formar parte de la OTAN. 
Y si ya se es miembro de una organización militar para la defensa, debería admitirse su presencia –se alegó– en el sistema político, jurídico y económico que garantiza la estabilidad del continente. Por otra parte, la vieja animadversión entre Rusia y Turquía actuó como factor de atracción hacia el bloque occidental. 
Turquía, además, lleva muchos años de intenso contacto con la UE. El interés entre ambas partes es económico también. Ya en 1963, sólo seis años después del nacimiento de la Comunidad Económica Europea, logró un acuerdo de asociación con la misma. Y el país sigue siendo un mercado atractivo: 75 millones de personas con un promedio de edad muy joven. 
Lo que, sin embargo, plantea hoy fuertes interrogantes es si la islámica Turquía, de muy distinta raigambre cultural y donde los derechos humanos y libertades fundamentales no son respetados en su debida medida, responde a los valores e ideales que alumbraron Europa. Es una pregunta no menor: ¿qué es Europa; sólo un club económico? 

TURQUÍA MIRA A EUROPA

Te puede interesar