El pacto del Post-it

Dicen que la sed de fama es insaciable. Que despierta en el fondo del ser humano un sentimiento indomable que empuja a determinados sujetos a hacer todo lo que está en su mano y hasta a cruzar límites insospechados para seguir enganchado a ese falso glamour que sale de cada flash de cada cámara y que se retroalimenta con cada titular que recoge la prensa. Hasta hace no tanto tiempo la gente que ocupaba portadas era porque se lo había ganado, por sus méritos o porque realizaba actos destacables. Poco a poco se crearon espacios específicos (la prensa rosa hizo mucho daño en este sentido) y el nivel bajó al tiempo que empezaba a valer casi cualquier cosa que se saliese de tono. Y de repente los objetivos de las cámaras se centran en ver quién dice la burrada más grande. El problema de esa falsa fama es que dura lo mismo que las mentiras sobre las que se basan algunos para ocupar su puesto.
En el pleno de los presupuestos me acordé, irremediablemente, de aquellos bufones de la corte del Rey que no los sentaban a la mesa de los mayores cuando se tomaban decisiones y había manjares de sobra. Solo cuando querían divertirse los de la “realeza” llamaban al de los cascabeles para que hiciese su numerito para mayor divertimento de los de la corona. Y luego, de premio, les permitían recoger algunas migajas de las sobras que habían degustado. 
También me acordé, vaya Usted a saber la razón, de cuando en los zoológicos hay espectáculos con animales y la gente se divierte con las acrobacias de los monos enjaulados y adiestrados, que a cambio de un puñado de cacahuetes hacen prácticamente lo que les digas. No es que sea lo más respetuoso, pero se ha aceptado y ya a nadie se le rasgan las vestiduras.
Salvando las diferencias y sin querer yo hacer paralelismos… ni entrar a valorar la dignidad de la profesión del bufón o el papel que juegan los monos en los zoos, lo de Miguel Alves, no tiene nombre. Lo vivido en el pleno de los presupuestos es un escándalo que no tiene precedentes. Orgulloso de levantar la mano con sus nuevos compañeros de viaje político a cambio de traicionar a sus compañeros, siglas y votantes, el díscolo lo ha conseguido: Todo el mundo le conoce por tránsfuga, y ahora también por maleducado. Y es que no se puede llegar a un pleno y certificar que tu nivel de expresión y tu léxico se limita a lindezas como “estou ata os huevos”. Ya no me voy a meter en lo “armónico” de ese bilingüismo castrapo, que allá él. Lo digo porque no diferenciar entre estar en una taberna con una panda de amigotes y estar en un pleno ante los ciudadanos, es peligroso. Lo malo es que el alcalde, que le necesita (que ya hay que estar desesperado para negociar con semejante falta de luces intentando que no trascienda), se lo permite cuando tendría que ser el más pulcro por guardar el respeto y las formas…
Lo de estos presupuestos lo pueden bautizar como quieran. Como el “Pacto de los tránsfugas”, “el pacto de los choqueiros”, “el del díscolo” o “el de los huevos”, pero yo me quedo con “el pacto del Post-it”, y me explico: Como el díscolo no tiene turno de intervenciones y porque ahora se ve que denominar tránsfuga a un tránsfuga es un insulto, el señor Alves (que habla igual de bien que escribe), se rasgó las vestiduras y pidió “por alusiones” hablar. Y casualmente, ese día, el alcalde llevó al pleno copia del reglamento que tendría que saberse de memoria si fuese un profesional. Y casualmente, justo en el artículo de “por alusiones” tenía preparado un Post-it que le facilitó la lectura y por tanto la intervención más maleducada que se le recuerda a un concejal. Será que por pactar hasta pactaron una inmerecida intervención. Por cierto, que si quieren llamarle “el pacto el tocomocho” también vale porque venderse por la bolsa del IBI que ya había aprobado el pleno, por un programa de empleo del PP o por organizar una charla es de traca. Le han tomado el pelo pero está encantado de conocerse. Y de las fotos. Como conclusión dos cosas: Primero, me acusó el señor Alves en pleno de que por mi culpa estaba en el paro. Lamento mucho desengañarle. Creo que no hace falta hacer mucho porque cada cual demuestra día a día su valía y a juzgar por el nivel que tiene como concejal, me creo cualquier cosa. Y segundo, prometo advertir, aquí y en Madrid, que según los grandes expertos politólogos de Ravella, encabezados por Xavier Ríos, cualquier acuerdo de gobierno entre dos fuerzas ya no es un bipartito, es un “transfuguismo”. He visto pulpos menos perdidos en garajes, la verdad. Es lo que tiene mezclar churras con sobres y merinas con Bankia. Y por cierto, haber pactado con Ivil un gobierno tiene más de respeto que comprarse de saldo el favor de alguno. Y lo de enviar a políticos vilagarcianos experimentados al Senado, supongo que podrán dar clases en el “POSE” de Vilagarcía….
*Portavoz del grupo municipal del Partido Popular en Vilagarcía

El pacto del Post-it

Te puede interesar