Una batalla perdida

España se ha metido en un buen lío. Su derrota ante Croacia provoca las alarmas en el grupo que dirige Del Bosque ya que esta sonora cantada origina que su camino hacia la final de París se complique. Pero ahora ya no hay remedio. Lo único cierto es que los croatas nos han puesto en nuestro sitio. Es duro, pero es así. Nos las prometíamos muy felices cuando se derrotó a Chequia y Turquía. A los primeros se les ganó por los pelos y a los segundos alardeamos de haberle hecho tres goles a una selección horripilante. Ya nos creíamos los reyes del mambo y Croacia, con la ausencia de hombres importantes en sus filas, nos acabó merendando de la forma más cruel: en los minutos finales. También se hizo hincapié que España acabó fundida. Que el exceso de calor estaba perjudicando a sus hombres. ¿Es que a los croatas no les afectaba? Nos quieren tomar el pelo. Buscar disculpas donde no las hay es inadmisible. Admitir los errores es el primer paso, pero sólo observamos peloteo, mucho peloteo y alabanzas. Lo que demuestra que este es un país de enchufados, donde prima el amiguismo por encima de los intereses de todos. Como en política.
Hay que aceptar la realidad venga como venga. Croacia fue el primer rival un tanto serio que tuvimos enfrente y se comprobó que no estamos para grandes batallas. También es cierto que otras selecciones que son favoritas para el título fallan de forma estrepitosa. No deja de ser un consuelo pero que no conduce a nada. Personalmente, me preocupa la selección española y las decisiones que tome un seleccionador al que le salva tener una excelente generación de futbolistas pero que, de seguir por este camino, no tardará en convertirlos en unos simples actores secundarios. Y ya en el plano individual, no sé lo que hace Ramos tirando un penalti. De Gea no respondió a la confianza que se depositó en él pero soy de los que pienso que debe seguir manteniendo su puesto. Me parecen injustas todas las críticas vertidas contra su persona. Es cierto que los porteros fallan, pero también los delanteros. Esto es fútbol y hay que aceptar los errores y los aciertos. Si no es así, mal vamos. Ahora nos espera la Italia de Conte. Verla jugar ante Irlanda me resultó soporífero. Si recuperamos las buenas sensaciones y el marqués, al que noto colapsado, no se deja influir por los pelotas de turno y sus jefes, podemos darle la vuelta a la tortilla.

Una batalla perdida

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