Cuando menos es más

Pocos creíamos en el triunfo de Portugal en la Eurocopa, que, de esta forma, se quita la espina de la final celebrada en su país en 2004, cuando Grecia se había llevado el campeonato. Nuestros vecinos llegaron a la jornada cumbre después de una serie de carambolas extrañas, ya que habían pasado la primera fase sin haber ganado un partido, clasificándose como terceros y viviendo de los penaltis. Y lo que todavía era peor, con un Cristiano Ronaldo angustiado e incapaz de soportar el tormento en cada uno de sus numerosos errores, y que solo podía mirar al infinito en busca del verdadero culpable de tanta adversidad. El título parecía cantado para los galos. La fiesta estaba preparada. Pienso que desestimó a un grupo portugués que había desarrollado un fútbol soso, con gran cantidad de imperfecciones y nefasta calidad física. Pero como diría Boskov, “fútbol es fútbol” y en este deporte, al igual que en otros muchos más que no tienen tanta trascendencia, nada está escrito.
Mirándolo desde este prisma, Fernando Santos le ganó la partida a un Didier Deschamps, que nunca encontró la fórmula para pasar por encima de los portugueses. En consecuencia, primera Euro para Portugal, su victoria más valiosa de toda su historia gracias a un gol de Eder, jugador que apenas había calentado en una Eurocopa decepcionante, que concluyó dándole la espalda al buen gusto por el fútbol y con una tanda de penaltis entre Italia y Alemania que resultó de chiste.
Viéndolo de este modo, le da más categoría al triunfo luso con la ausencia de Ronaldo, lesionado en el minuto 16, que abandonó el campo después de una acción polémica del francés Payet. A partir de ahí, Portugal aguantó como pudo el mayor poderío físico rival y supo esperar su oportunidad ante un rival que llegaba a la final sin deslumbrar, apoyándose más en las individualidades que en el juego colectivo. Aunque no soy muy amigo de las estadísticas, hacía 41 años que Portugal no derrotaba a “les bleus”. Pero las estadísticas están para romperse, nadie discute la hombrada lusa en Saint Denis.
Y tampoco me olvido de la temporada del francés Griezmann, bota de oro y mejor jugador en esta Eurocopa (no es mal consuelo). Su otra cruz estuvo en la derrota de Champions ante el Madrid y ahora en la Eurocopa ante Portugal. ¡A ver si va a resultar que el delantero del Atlético es gafe!

Cuando menos es más

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