España necesita un barrido generacional

Se acabó lo que se daba. España ha demostrado en la Eurocopa de Francia que el ridículo ofrecido en Brasil le hizo más daño de lo que todos esperábamos. Y como siempre, nos creímos mejores de lo que somos, vamos de sobrados a todas las competiciones y lo que es peor, subestimando la categoría de los rivales. Y así nos luce el pelo. El partido frente a Croacia ya fue un aviso de lo que podía ocurrir. Pero nadie se dio por enterado. Y el que menos, el seleccionador Vicente del Bosque que a estas alturas y tras el fiasco ante Italia, “amenaza” con seguir en el cargo si el inefable presidente de la Española, Ángel María Villar, que lleva en el cargo la burrada de 28 años, le sigue mostrando su confianza. Sería un error imperdonable porque nuestra selección necesita urgentemente un barrido generacional, tanto en el banquillo como en todas las zonas del campo de juego. Igual que en la RFEF.
Sin embargo, justo es reconocer que esta Eurocopa está decepcionando a quienes esperábamos más de las selecciones con etiqueta de favoritas, incluida nuestra triste España. No recuerdo una competición de este tipo tan mezquina, mediocre y sobrepasada como esta. Falta calidad. Los goles se hacen de rogar. Sólo racanería y mucha especulación.
Es cierto que llevábamos ocho años sacando pecho por los éxitos de los nuestros. Y ese mérito es invariable. Ganar la Eurocopa del 2008, el Mundial del 2010 (aquello fue una locura) y la Euro del 2012 dudo que se vuelva a repetir. Pero el paso del tiempo es implacable y, honestamente, es necesario hacer cambios porque en mi opinión el fútbol que practica España, parsimonioso, de toque y más toque pero carente de referencias en ataque, y que nunca supo reaccionar a los problemas que le planteaban sus rivales, ya no tiene más recorrido. Hacía años que no veía a los jugadores de La Roja jugar al patadón, tal como lo hicieron ante una Italia sorprendente que siempre se mostró superior en estrategia y ambición. Es un síntoma alarmante que fomentó la repulsa más enérgica a su teórica inmaculada imagen de equipo ganador. Espero que lo sucedido en el Mundial de Brasil y ahora ante Italia nos sirva para pasar página. No se puede vivir de recuerdos. El fútbol es presente, y Del Bosque y su falsa humildad deben dar paso a nuevas ideas y a un futuro con el que habrá que trabajar desde ya. Paco Jémez o Quique Setién podrían liderar ese cambio.

España necesita un barrido generacional

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