Madrid, Galicia y la tarjeta sanitaria

Pasados ya unos días, todavía sigo en shock. Me avergüenza que esto ocurra en los tiempos que vivimos y donde la tecnología, mire por donde se mire, lo controla todo. Sin ella, hoy en día, no sabríamos vivir. Estar delante de un ordenador y pulsar una tecla, significa conocer toda tu vida. Que lo pregunten en Hacienda. Así de fácil y sencillo. Así debía de ser. Pero parece que no.
Lo que he vivido en primera persona es el reflejo de la incompetencia, del fracaso, de la desidia, del abandono… de una España que sigue confusa y sin rumbo. Mi debilidad por el fútbol y por mis nietos, me llevó a primeros de mes a viajar a Majadahonda para, aprovechando el viaje, ver al Dépor en el Cerro del Espino. Y así lo hice. Pero no siempre las cosas salen como uno piensa. Un importante desajuste de salud provocó que tuviese que ingresar urgentemente en el Hospital Universitario Puerta de Hierro.
Una vez allí, me piden mi historial clínico. Les doy el número acompañado de mi tarjeta sanitaria. Y me dicen que no pueden entrar en él. Que su sistema informático no se lo permite. Alucino. Se consiguió al fin hablar por teléfono con el Chuac y los nefrólogos de guardia para buscar las soluciones pertinentes para mi restablecimiento. De locos.
Pero había más sorpresas. Pasados unos días, me dan el alta y una nueva medicación para retirar en una farmacia madrileña mediante la presentación de la tarjeta sanitaria. Me sorprendía porque sabía que la Comunidad de Madrid, Céuta y Melilla son las únicas que todavía no tienen implantado el sistema de receta electrónica interoperable, lo que impide retirar medicinas en farmacias de otras regiones, igual que hasta hace poco lo eran las dos Castillas. Así fue. Otra alternativa era pagar los fármacos prescritos, ir a un Centro de Salud y que me recetasen en papel dichas medicinas para volver a la farmacia y recuperar lo abonado. Una odisea. Ante semejante situación, te sientes impotente y sin comprender por qué Galicia y Madrid viven todavía en los tiempos de Maricastaña. Y por supuesto, para variar, nadie sabe dar explicaciones. Una locura.

Madrid, Galicia y la tarjeta sanitaria

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