Viaje a la nostalgia

Dicen quienes saben de este tipo de historias que hacerse mayor tiene muchos inconvenientes. Pero también, sostienen, la ventaja de que te va creando una saludable indiferencia. Es la vida. Es el modo en que te ha tocado vivir y afrontarla. Y últimamente, me parte el corazón ver cómo las personas ya entradas en años, sean hombres o mujeres, las pasan canutas para sacar adelante una supervivencia que, día a día, se hace más inquietante, más amarga y más complicada, especialmente cuando la edad ya no te permite conocer las grandes respuestas que te hagan la vida más feliz. 

Cambio impresiones con una octogenaria que no tiene reparos en hablar de su realidad. De su soledad. Un tema que produce vértigo. Ella, Mercedes, auténtico aire fresco en un terreno tan pantanoso, sigue soñando con trabajar duro hasta su último aliento, con seguir aprendiendo, con hacerse más vieja junto a sus amigos, con no perder su ilusión de vivir, con seguir viajando a Benidorm, con sobrevivir. 

Viuda desde hace 40 años, subsiste a una etapa de su vida que no eligió. A Mercedes, humilde, cariñosa, tranquila, inteligente, amable y comprensiva, no le gusta que se le hable de lo bien que soporta una soledad que acepta sin reparos. No es de las personas que se quedan en su casa esperando acontecimientos. Ella los busca porque esa curiosidad le aporta positividad. Se preocupa por tener una convivencia digna y feliz. 

Pero no todo es felicidad en su día a día. Me cuenta que a veces no puede evitar que en su casa exista un silencio sepulcral. Ahí es cuando echa a volar su imaginación. Tampoco quiere echar la vista atrás y recordar su preciosa adolescencia porque no le aporta nada. Pasó años viendo cómo transcurrían los días a través de las ventanas de su vivienda, observando la luz, el sol, el tintineo de las gotas de lluvia contra los cristales, sensación que siempre le ha enamorado. Igual que la lectura y la música, otras de sus pasiones con las que se siente muy identificada. Concluye recordándome que vive como la mujer que nunca ha dejado de ser. La mujer eterna que ya es. 

Viaje a la nostalgia

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