"Te quiero mucho. No te preocupes". Los dedos de Vlada acarician en la pantalla del móvil el último mensaje que Pavel, su prometido, le envió el pasado 16 de mayo. Tras rendirse ese día con otros combatientes ucranianos de Azovstal hace casi un mes no ha sabido nada más de él.
Emiliya lleva más de un mes intentando que le entreguen el cuerpo de su marido fallecido en la guerra, como otras mujeres y madres de soldados ucranianos que buscan a sus esposos e hijos enviados al frente.
Rusia afirmó hoy que otros 694 militares ucranianos "se rindieron" durante la pasada jornada en la acería de Azovstal, en Mariúpol, con lo que ascienden a 959 los efectivos que sea han entregado "prisioneros" desde el lunes.