Ni el coronavirus ni el frío congelaron las sonrisas bajo el árbol

Ni el coronavirus ni el frío congelaron las sonrisas bajo el árbol
Lucas no puede disimular su alegría al encontrarse con sus nuevos compañeros de juego | gonzalo salgado

Fueron unas navidades atípicas las de este año, pero la ilusión de los más pequeños no faltó a la cita. Fueron necesarias las mascarillas en el caso de los niños de más edad, pero una de las lecciones de 2020 es que las sonrisas reales son con los ojos.

Y de esas no faltaron en la mañana de Navidad. Bajo los árboles colocados en los hogares arousanos, se encontraban verdaderas sorpresas que ilusionaron a grandes y mayores.

Las risas y el nerviosismo volvieron a ser los sonidos de las casas, en las que el coronavirus sí dejó algún que otro vacío durante las cenas y las comidas de las fiestas.

Muchos tuvieron que reorganizarse para darle los regalos a los más pequeños pero al final se impuso la magia típica de estas fechas y todo salió a la perfección.

Por ello, volvieron a verse escenas de alegría al desempaquetar regalos. Y algunos de los más sencillos, como las típicas figuras de animales, fueron todo un acierto de Papá Noel y colmaron de alegría a sus receptores.

Días de compras
Eso sí, las bajas temperaturas se dejaron notar y las calles no fueron escenario, como en otros años, de estreno de juguetes.  Eso sí, durante las horas previas a las horas de nochebuena sí que se llenaron las terrazas y también los accesos a muchos establecimientos hosteleros. Las colas eran importantes a las puertas de panaderías y tiendas de delicatessen, donde comprar el típico detalle que llevar a los encuentros familiares. En este sentido, es importante la campaña de promoción llevada a cabo por el Concello para cuidar al tejido local, mediante los bonos SondaCasa, que ya se agotaron.

Ni el coronavirus ni el frío congelaron las sonrisas bajo el árbol

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