CAMBADOS-Las sirenas del mar cambadés: madres, trabajadoras, musas y siempre un ejemplo

CAMBADOS-Las sirenas del mar cambadés: madres, trabajadoras, musas y siempre un ejemplo
Diario de Arousa-2013-12-14-013-edc455ce

La fotógrafa Mar Cuervo desembarcó en Cambados a finales de 2012 con el firme propósito de comprender porqué es el hombre el que se embarca –ya sea en grandes buques o pequeñas embarcaciones del raño– y es la mujer la que peina los arenales en busca del preciado marisco. Para ello convirtió un piso de la localidad en su casa durante tres meses y a las mariscadoras de la villa, casi en su familia. El resultado de esta experiencia es la muestra “Sereas”, que se puede ver desde ayer en el Pazo Torrado. Un total de 54 imágenes donde cobra fuerza el retrato de estas mujeres cuyo trabajo, simple y llanamente, “me alucinó”, dice la artista viguesa.  
Cuervo descubrió al colectivo en 2011, como parte de un proyecto fotográfico para el Museo do Mar de Vigo sobre la presencia femenina en un mundo tan de hombres como el de la pesca. Retrató para la posteridad a redeiras o mariscadoras de muchos lugares, pero las cambadesas además, se le grabaron en la retina y en el corazón, por su organización del trabajo en grupo, su forma de ser... Hasta el punto de que aquella iniciativa nunca llegó a exponerse y decidió usarlo como base de su tesis doctoral. Un año después dejaba la capital del país para establecerse en la del albariño durante unos meses: “Me parecía alucinante su trabajo y quería entender porqué es un trabajo de mujeres, me sorprendieron tanto que solo puedo decir que fue una experiencia increíble”.
La joven artista llegó con todo tipo de hipótesis y preguntas y se fue con respuestas, estereotipos abatidos y una realidad: la fuerza luchadora e independencia de estas mujeres que “doblan el ‘lombo’ en el agua”.
Fueron muchos los madrugones para plantarse a primera hora de la mañana en las playas, convivir con la humedad y también doblar la costilla, aunque “se me daba fatal”, dice la autora con una sonrisa, recordando el momento en que una de ellas, Patri, intentó introducirla en el difícil arte de sacar a una navaja de su escondite arenoso. “Intentaba meter el dedo en el ‘burato’, pero era imposible”.
Con todo, la mayor parte de los retratos de su exposición fueron tomados en el punto de control donde podía intimar con ellas y porque “me di cuenta de que su trabajo también necesita de concentración”.

coautoras
El resultado fueron detalles de su apariencia física o de su vestimenta. Pequeñas cosas que incluso le señalaban sus “musas”. De hecho, presenta su tesis doctoral como el proceso de evolución de la fotografía, desde que llega con una idea hasta el trabajo final, y desde el punto de vista de la coautoría. “Empecé a tomar instantáneas de las manos a propuesta de ellas mismas o de los mandiles, lo que demuestra la capacidad de la mujer de intercambiar prácticas diarias. De estar recogiendo almejas con él a irse luego a casa y preparar la comida para la familia”, explica.
Mar Cuervo presentará su trabajo a principios del año próximo, pero sea cual sea la decisión del tribunal académico, está muy satisfecha y se lleva experiencias únicas como ser humano y como fotógrafa. Una de las nunca olvidará: “Me alucinó estar en medio del mar y coger una almeja de la arena y comerla tal cual, sin más que el agua salada”, relata.
La autora estuvo ayer en la presentación a la que no faltaron algunas de sus modelos, con las que incluso posó para los medios. La muestra permanecerá en la villa hasta el 12 de enero

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