DE cierto entrenador se dijo siempre que de no haberse inventado el fútbol se habría pasado la vida cuidando vacas y sachando patacas. ¿Qué hubiese sido de Sergio Ramos? Por Andalucía se llevan más los toros y las aceitunas, así que podría haber acabado de banderillero o vareando olivos. Pero desde pequeño mostró soltura dándole patadas al balón –casi tanta como a los contrarios– y llegó hasta el Madrid. Todo un éxito, casi tan grande como el que ha logrado dividiendo a África: en Egipto lo consideran un demonio por haber lesionado a Salah; en cambio, en Nigeria lo idolatran por celebrar la Champions con la bandera del país... era la de Andalucía. FOTO: sergio ramos | efe