Los pecados de la carne

Dice la canción que todo lo que gusta es ilegal, inmoral o engorda. Pues, ahora, que sepan que también mata. Al menos, eso afirma la Organización Mundial de la Salud, la OMS para los amigos, que ayer nos estropeaba un bonito día de lluvia con un comunicado que explica que la carne procesada puede causar cáncer. Por carne procesada entienden salchichas o bacon pero no se alegren tan pronto porque en el lote van también los productos curados. Y podemos prescindir de las salchichas y también del bacon, pero no pueden pedirnos que dejemos de lado el jamón. Los recortes tienen un límite y está precisamente en donde la espalda de los gorrinos pierde su nombre.
Las reacciones en las redes sociales, ese reducto de seres en los que la creatividad es inversamente proporcional a la ocupación, no se han hecho esperar. Desde vídeos con cerditos celebrando la noticia hasta bromas con el actor Kevin Bacon como protagonista, pasando por una de las mejores etiquetas de los últimos tiempos: #jesuispanceta. Nos quitarán la carne, pero no el humor. 
Para montar el pollo –nunca mejor dicho, porque es lo único que nos van a dejar comer–, los de la OMS han argumentado que cada 50 gramos diarios aumentan en un 18% las posibilidades de desarrollar la enfermedad. Sobre la carne roja, lo que vienen siendo filetes y costilletas, no lo tienen tan claro aunque, por si acaso, también recomiendan evitarla. Un dato: en España el consumo es de entre 250 y 300 gramos diarios. Las dudas de si hay que dejar de lado la carne o qué cantidad sería segura no las han respondido de momento, así que habrá que esperar a ver si se les fue la mano tanto como cuando alertaron de la gripe A –esa que traían los pollos, que tan inocentes no son– y al final la cosa quedó en un catarro gordo. 
Probablemente, en el futuro, el entrecot cueste menos que un puñado de zanahorias y que venga envasado en una cajita con una foto muy desagradable en la que ponga algo así como “Comer carne provoca cáncer” o “Si te das el filete, tú verás”. Mientras las autoridades sanitarias deciden qué podemos poner en el plato, les comento que, según los datos de un reciente estudio, la vida al final te acaba matando, hagas lo que hagas. Así que, aún a riesgo de que me llamen suicida, creo que voy a alegrarla con un bocadillo. De jamón. 

Los pecados de la carne

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