Completar la ESO importa

Bajo el título de “Mapa del abandono educativo en España” la Fundación europea Sociedad y Educación acaba de presentar un informe que profundiza en uno, como éste, de los problemas de primer orden en nuestro país y que dadas sus ramificaciones en diferentes ámbitos socioculturales, económicos y personales presenta o manifiesta no pocas y sustanciales facetas. De ahí que abordarlo resulte una tarea compleja que requiere análisis pormenorizados.


La Fundación ha contado para ello con un equipo interdisciplinar de investigadores, que aportan, desde sus respectivas metodologías, una visión lo más completa posible del preocupante fenómeno y que ha tenido como investigador principal al profesor Ángel Soler, de la Universidad de Valencia e Instituto valenciano de Investigaciones económicas (IVIE).


A tenor de lo establecido en el informe, en el fracaso escolar se hallan las raíces del abandono educativo temprano: cerca del 40 por ciento de los muchachos que dejan sus estudios no consiguieron graduarse en ESO. Su tasa de abandono educativo temprano (AET) es del 72,5 por ciento, frente al 10,8 por ciento que sí lo lograron.


Según los últimos datos oficiales disponibles y correspondientes al curso 2018-19, la relación de fracaso escolar se situaba en España en el 21,2 por ciento, con una sensible diferencia de casi 13 puntos porcentuales entre el País Vasco (14,2 por ciento; la más baja) y Castilla-La Mancha (la más alta, con un 27 por ciento).


Galicia, por su parte, se situaba en zona media del ranking: séptima mejor posición nacional, con el 19 por ciento y dos peculiaridades. Una: que no ha sido de las comunidades que en mayor medida haya rebajado esta tasa de fracaso escolar en relación con los datos de 2004-2005 (24,9). Y otra: la enorme diferencia entre hombres y mujeres, a favor de éstas (13 por ciento contra el 24,7).


Así las cosas, completar la ESO importa. Y mucho. Los porcentajes de AET señalados más arriba resultan harto elocuentes. Completar con éxito la secundaria obligatoria puede ser, pues, una barrera protectora ante el abandono. Además, en periodos de crisis como los presentes la situación de quienes se han desvinculado de la escuela antes de tiempo es crítica. Están sobrerrepresentados en los puestos de baja cualificación laboral, con menores remuneraciones y en sectores como la agricultura y la construcción.


El caso es que en la actualidad la tasa de abandono temprano en España se sitúa en el 16 por ciento. Más de 530.000 jóvenes entre 18 y 24 años no reciben formación y carecen de estudios secundarios postobligatorios. Y pese a que entre 2005 y 20020 se ha producido una importante reducción en la tasa de AET en España (48,4 por ciento), lo cierto es que el índice promedio es todavía alto en comparación con otros países de similar nivel de desarrollo, al tiempo que las diferencias regionales son muy abultadas. 

Completar la ESO importa

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