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miércoles | 24 abril | 2024
El ánfora romana hallada hace más de tres décadas por un buzo de Carril esconde aún más secretos de los imaginados. La colaboración entre el Parque Nacional das Illas Atlánticas (que recibió la pieza en 2014) y la Universidade de Vigo permitió identificar con precisión el recipiente, de tipo Dressel 2-4, uno de los más comunes producidos a lo largo de todo el Mediterráneo desde el siglo I antes de nuestra era hasta el I después de nuestra era.
Sin embargo, la pieza, de la que se conserva la parte superior completa (no las asas), y que se localizó en aguas próximas a la isla de Cortegada, tiene una particularidad muy importante: Fue fabricada en un taller alfarero del norte de África, en el actual sur de Túnez y oeste de Libia.
Su uso, probablemente, era el de traslado de vino africano, como demuestra el interior resinado que aún conserva. Es el primer cántaro de este tipo procedente de África que se documenta en territorio gallego, donde las piezas más habituales suelen ser las producidas en el golfo de Nápoles. Desde la Xunta destaca que la identificación en este tipo de casos suele ser difícil, ya que la pasta cerámica suele estar muy modificada, pero en la localizada en Cortegada se pudo establecer con toda seguridad la procedencia y la época.
Un pecio sin localizar
“Este importante achado, realizado hai décadas pero que non se puido identificar ata agora, reforza a importancia de Cortegada na época romana, algo que impulsou varias actuacións arqueolóxicas”, explican dede la Xunta. El objetivo de estas campañas, como la llevada a cabo en los años 80 por el Museo de Pontevedra y la Comandancia Militar de Mariña, era localizar un posible pecio romano de cuyo cargamento se fueron recuperando ánforas y otras cerámicas. Pese a no localizarse el navío, se refuerza su existencia.
