Las mariscadoras de Cambados se sumaron ayer a los actos de repulsa en condena por los últimos casos de violencia vicaria y de género del país.
Para ello, las trabajadoras que se encontraban en la zona de O Sarrido pararon durante un minuto y guardaron silencio en recuerdo de las víctimas, en especial a los últimos: la niña de Tenerife asesinada por su padre y la joven Rocío Caíz, de 17 años, a la que mató su exnovio.