El desastre

Se queja Pedro Sánchez de tener una oposición furibunda, y, en efecto, no hace falta ser un sanchista-bolivariano-filoterrorista-enemigo de España y amigo de los que quieren romperla, que es lo que, según esa derecha, es cualquiera que no eche pestes del actual gobierno, hay que conceder que ésta su oposición de tres partidos distintos y un solo propósito verdadero, el de acabar no importa cómo con él, es furibunda en grado sumo, a más no poder.

Ahora bien; los líderes furibundos, Casado, Abascal, Arrimadas, no desmienten su furibundismo, sino que lo justifican por la conciencia tan grande que dicen tener de los innumerables males que, por culpa del Gobierno, asolan la patria y la conducen, salvo milagro en forma de elecciones anticipadísimas cuyos resultados se parezcan a los sondeos que manejan, al desastre. ¿Cómo no ser furibundo no ya ante la inminencia inexorable del desastre total, sino ante la cadena de desastres que va generando ese gobierno de íncubos? Todo es un desastre: la gestión de los fondos europeos de recuperación que aún no se han recibido ni gestionado es un desastre, los indultos son un desastre, el diálogo es un desastre, el pragmatismo apaciguador de los empresarios y de la cúpula de la Iglesia es un desastre, la política exterior es un desastre, la participación de Bildu en el homenaje anual del Congreso a las víctimas del terrorismo es un desastre... Todo es un desastre.

Pero estos triunviros de la oposición arrebatados por la furia no parecen saber qué es un desastre, un verdadero desastre. Les recomiendo, para enmendar esa laguna en sus conocimientos, la lectura de un libro, de uno solo de momento, que describe de manera particularmente veraz y vivida el monumental Desastre que España sufrió hace ahora 100 años, y cuyas funestas consecuencias perduran: el Desastre de Annual, en el que 10.000 jóvenes españoles, soldaditos mal vestidos, mal armados, mal calzados, mal alimentados y peor dirigidos, encontraron una muerte atroz en las ardentías del Rif. Lo cuenta Alfonso Basallo poniéndose en la piel de su abuelo, Paco Basallo, el sargento que, superviviente de la masacre, padeció 18 meses de cautiverio en las harcas de Abd El Krim. “El prisionero de Annual” se llama el libro.

Deben leerlo los furibundos para refrescar, modificar más bien, su concepto de desastre. Aquella desatentada ocupación militar del Protectorado, jaleada por el estólido Alfonso XIII y estimulada por la corrupción generalizada de los mandos y derivada en catástrofe por su inepcia militar, devino, ese sí que fatal para los españoles, en un desastre de verdad.

El desastre

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