A lo mejor se nos está yendo de las manos lo de reclutar nuevos talentos en el fútbol. Vale que hay clubes que apuestan por trabajar la cantera y usarla no solo para formar su plantilla sino para hacer negocio, pero de ahí a fichar a un niño de cuatro años de edad va un mundo. El niño, al parecer, es un portento capaz de hacerle un roto a chavales que duplican su edad, pero igual estaría bien que aprendiese a leer y a escribir antes de tener un contrato que le ate a los gunners. No vaya a ser que descubra que lo suyo es la música clásica o el ajedrez y acaben teniendo un problema.