Ponte da Boga, donde el vino y la historia se unen en un desafío heroico

Ponte da Boga, donde el vino y la historia se unen en un desafío heroico
Los trabajadores suben la uva por un raíl entre los bancales | ÁLVARO VALIENTE

La Ribeira Sacra es ese lugar en el que uno siempre encuentra la paz. Donde los bancales de viñedos se aposentan a lo largo de las colinas y las aguas del Miño y de sus afluentes discurren entre los cañones. Nada en ese espacio es baladí. Se trata de un enclave conocido por albergar la congregación de románico más amplia de Europa y en donde la naturaleza converge de manera única. La tradición vinícola es otro de sus hitos, porque que se haga en estas tierras uno de los mejores vinos, no es casualidad. 

 

Ponte da Boga es el sueño enológico de Corporación Hijos de Rivera. Cuentan entre los viñedos que hacia 1999 José María Rivera se enamoró de la zona. Y, en 2006, el grupo empresarial se hizo con la bodega situada en Castro Caldelas. Casi 20 años después ha cambiado el contexto, en el cambio climático está el reto y el compromiso es la sostenibilidad, pero su esencia ha permanecido con el paso de los años, manteniendo su enfoque en la vinificación tradicional y manual. Desde el inicio se ha hecho hincapié en la inversión en el viñedo y en la recuperación de variedades vitícolas de tradición en Galicia como Godello, Albariño o Blanco Lexítimo, entre otros. Se trata demás de una joya enológica, puesto que cumple 125 años convirtiéndose en la bodega decana de la Ribeira.

 

Viticultura heroica

La zona es hogar de la conocida viticultura heroica, protagonizada por mujeres y hombres que entre laderas abruptas llevan a cabo tan valioso trabajo. La Ribera Sacra no se ve igual desde los bancales. Bajo un sol de justicia y en terrenos escarpados las cuadrillas trabajan cuidadosamente en las vides, ya que el proceso es tan costoso que obliga a que la mayor parte de su labor se desarrolle de manera manual. En esta zona trabajan Sindo y su equipo. Su historia habla mucho del vino que allí se produce. Comenzó en la zona hace casi 30 años y es quien se ocupa de que los terrenos que se encuentran sobre el río Edo. Sus ojos hablan de la pasión que pone en su trabajo, pero no puede ocultar el desasosiego que le produce que el relevo generacional se plantee como uno de los grandes problemas para el sector. 

 

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Los trabajadores ultiman la recolección en las últimas semanas de la vendimia | ÁLVARO VALIENTE

El calentamiento global es otra de las preocupaciones crecientes en la viticultura de la Ribera Sacra, y Ponte da Boga no es ajena a esta realidad. Algunas variedades se ven amenazadas por el aumento de las temperaturas, mientras que otras se están adaptando mejor. La vendimia, que solía tener lugar a principios de octubre, ahora se realiza a principios de septiembre, con las uvas madurando más temprano debido al cambio climático. 

 

Adaptarse a los tiempos

Rubén Pérez, enólogo de Ponte da Boga es quien guía la expedición. El experto enfatiza con repetición la importancia de adaptarse a estas transformaciones climáticas en los próximos años. “El aprendizaje continuo y la capacidad de ajustarse a las condiciones cambiantes son cruciales para la sostenibilidad de la viticultura en Galicia”, apunta. En 2018, Ponte da Boga se comprometió con la idea de la economía circular, generando menos residuos y haciendo que su actividad sea cada vez más sostenible. 

 

Desde la bodega explican que sus blancos “son fruto de la innovación continua y el empeño por demostrar cómo las mejores variedades se adaptan para ofrecer todo su potencial en una tierra de tintos”. Cuando hablan de los tintos es imposible no mencionar la recuperación de variedades autóctonas casi olvidadas como el Merenzao, el Sousón o el Brancellao.

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El Merenzao es una de las variedades que han recuperado en la bodega Ponte da Boga | ÁLVARO VALIENTE

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