13º-17º
lunes | 13 mayo | 2024
O Grove mostró ayer su cara más solidaria. Bajo el lema “Todos somos Kiko e Fátima”, más de un millar de vecinos se concentraron en la Praza do Concello para clamar contra la “inxustiza” que supone el derribo de la vivienda de Juan Francisco Bea Rodríguez y de su esposa, al estar construida en una zona de dominio público de Costas y sobre la que pesa una orden de demolición dictada por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.
La convocatoria, realizada a través de las redes sociales, fue todo un éxito y en la concentración estuvieron presentes representantes de toda la sociedad civil de O Grove, así como del grupo de gobierno, dando apoyo a Kiko y Fátima, que estuvieron presentes en la movilización ataviados con una camiseta negra, al igual que decenas de asistentes, con el lema de la protesta.
Una setencia judicial confirma la ilegalidad de una casa que compró pensando que cumplía todos los requisitos. Cuando se enteró de la situación en la que estaba comenzó una pesadilla que todavía perdura y de la que podría despertar en menos de un mes cuando la piqueta derribe el inmueble situado en la zona de Ostreira.
Kiko Bea, músico de profesión, tiene en la casa su estudio, por lo que también podría quedarse sin trabajo si finalmente se cumple la sentencia y se procede al derribo. Una de las pancartas que ayer se podían ver en O Grove adjuntaba al lema solidario la leyenda “y que se pronunce el Constitucional. Llevamos dos años esperando”, en clara alusión a la lentitud de este organismo en resolver los recursos que presentaron desde que se inició el litigio. De hecho, estos dos vecinos de O Grove esperan el “milagro” de que el Constitucional les permita continuar viviendo en su casa, situada cerca de Conservas Isabel, a poco menos de cien metros del mar.
El Concello de O Grove también se solidarizó con esta pareja, aunque las gestiones que se han realizado desde el Ayuntamiento poco fruto han tenido al estar pendiente la ejecución de una sentencia judicial.
Ante la posibilidad de que el derribo se produzca en el mes de noviembre, los vecinos se han movilizado no solo con la concentración de ayer, sino con una serie de actividades paralelas que pasan por la recogida de firmas a través de facebook. Lo paradójico del caso es que Kiko Bea compró la casa hace unos quince años y desde entonces está pagando la hipoteca puntualmente. El anterior propietario le ocultó que la vivienda estaba afectada por la Ley de Costas y que pesaba sobre ella la posibilidad del derribo. Se enteró de ello hace cinco años y desde entonces emprendió una serie de gestiones que tienen en el Constitucional la última esperanza. n
