La grovense tiroteada critica el control de los agresores: “Quien intentó matarme estuvo 15 días ilocalizable”

La expareja de Eva Afonso se desconectó del dispositivo: “Yo pasé verdadero terror y a él no le pasa nada por incumplir la medida”
La grovense tiroteada critica el control de los agresores: “Quien intentó matarme estuvo 15 días ilocalizable”
La grovense Eva Afonso compareció ayer con compañeras de la asociación Esmar | mónica ferreirós

A la grovense Eva Afonso la intentó matar su expareja a tiros en 2018 y desde entonces ha tenido la valentía y la fortaleza de denunciar deficiencias en el sistema judicial y de protección a las víctimas de violencia de género. Ayer fue la última vez después de que su agresor permaneciera 15 días sin el dispositivo Cometa para controlar el cumplimiento de la orden de alejamiento: “La persona que intentó matarme estuvo en paradero desconocido desde el 28 de diciembre al 11 de enero, fueron 15 días de verdadero terror”. 


Afonso convocó a los medios para clamar por un funcionamiento realmente efectivo de este sistema que dota a la víctima de un aparato localizador y receptor de alertas y al agresor de un brazalete y una unidad con un localizador GPS y antena de radiofrecuencia con alcance de hasta 500 metros. Porque denuncia que no lo es: “Hacen lo que les da la gana, lo rompen, lo espachurran, no lo llevan consigo y no pasa nada. Ya le ha pasado a otra chica de Sanxenxo. Hay que tomar medidas para tenerlos controlados a ellos”, reclamó. 


En su caso, el 28 de diciembre la empresa concesionaria del Cometa le avisó de que su expareja se había separado del dispositivo, algo que, asegura, no pasaba por primera vez desde que se lo dieron con la orden de alejamiento de 2020, cuando quedó en libertad provisional a la espera de juicio. La Guardia Civil y la Policía Nacional de Ourense, donde vive, fueron alertadas y se inició su búsqueda y “lo intentaron en repetidas ocasiones, pero no cogía el teléfono, no abría la puerta de casa.. Estuve vendida”, declaró con rabia. 


Según explicó, cuando esto sucede y si en 24 horas no se localiza a la persona, se informa al juzgado para que tome las medidas oportunas porque se trata del quebrantamiento de una medida, pero “tuve la mala suerte de que era Navidad, que lo sepan otras”, lamentó Afonso. Y es que una compañera de la asociación de víctimas de violencia de género Esmar, a la que pertenece y que ayer le acompañó con otras socias, indicó que “por primera vez, el juzgado cerró por vacaciones del 22 al 27”. 


Y el asunto iba a empeorar porque el día de Reyes, el 6 de enero, se enteró de que se había quedado totalmente desprotegida. Le llegó un aviso de que también tenía la pulsera desactivada y no le dieron otra hasta el día 11, cuando la manipulación de estos aparatos está prohibida. 


Aunque Afonso también quiso destacar que los agentes de Guardia Civil que llevan su protección siempre están cerca y su entorno también está pendiente, ese dispositivo le daba la posibilidad de saber si andaba cerca, ya que pita si hay proximidad con la víctima, aunque a una distancia tan corta que “no me daría tiempo a hacer nada”. 


En resumidas cuentas, pasó 15 días “sin saber dónde estaba la persona que me intentó matar y, tonta de mí, pensé que tomarían alguna medida contra él, pero no, está en su casa”, se quejó amargamente.

 

Un juicio que nunca llega

También reclamó que si “no es capaz de tenerlo en condiciones que lo metan en algún lado, aunque yo lo que quiero es que lo metan en la cárcel, ya que estoy viva, que me dejen vivir”. Porque la grovense, que sobrevivió a un tiro en la cara y a otro en el cuello, también fue crítica con la justicia. “Llevo con esto desde 2018 y no se celebra el juicio y mientras, este señor incumple una tras otra y está en la calle, la que está en la cárcel soy yo. Le notifican del juzgado y no va, en noviembre no apareció a testificar en el juzgado de Ourense por una indagatoria –aunque lo pusieron en busca y captura–, no va a firmar todas las semanas... Y no lo sancionan ni nada. No sé a qué esperan, ¿a que remate lo que no terminó?”. 


Afonso quiso agradecer el apoyo de Esmar y del Concello de Ribadumia donde tiene su puesto de trabajo, pues “me apoyan para que pueda seguir trabajando”. También a su entorno al que también le da un “telele” cada vez que pita el dispositivo. 

 

 

 

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