Luis Fernández Silvoso: de la vocación de fraile franciscano al culto al arte

Luis Fernández Silvoso: de la vocación de fraile franciscano al culto al arte
presentación del libro-homenaje de silvoso, nacido para que su importante labor perdure emilio moldes

La repentina pérdida de Luis Fernández Silvoso causó un hondo pesar en la sociedad saliense. Su familia, amigos, artistas... Sufrieron el inesperado mazazo de su muerte y entre ellos el pintor Manolo Busto, que tuvo “a triste sorte” de ser último artista que expuso en su mítica “Borrón 4”. Su estrecha relación con el galerista le impedía permanecer impasible ante la posible pérdida de su memoria porque “dos pintores quedan os cadros pero a dos bos galeristas, como foi Luis, comprometidos coa promoción dos artistas e non con gañar cartos, pode esmorecer”. Así lo explica su mujer, la historiadora Maribel Iglesias, quien se encargó de los textos del libro homenaje surgido del impulso de Busto: “Debe/Haber”. Una publicación presentada ayer ante un auditorio abarrotado de público, en una demostración más de que la gente quería a Luis. En el estrado, junto a Iglesias y Busto, estuvo su hijo, Alberto Fernández, pero no faltaron sus otros vástagos y su mujer, Teresa, el “motor” y el “alma” de este proyecto que además de aportar toda la información para el libro, financia su edición.

Son 40 páginas fundamentalmente fotográficas donde el lector descubre a Luis, el joven con vocación de fraile franciscano que conoció la Movida madrileña en su esplendor, compartiéndola con artistas como Leiro, Silva o Paz pero “sempre dende moi novo, tivo o gusanillo da arte”, explica Iglesias. También repasa los años de su taberna “O Patín”, donde entre tapas y cafés se podían contemplar obras de arte; y hasta el nacimiento de “Borrón 4”, en 1998 en la céntrica Avenida de Galicia, que sustentó durante 13 años “con moito mérito porque Cambados é unha vila pequena e mostraba unha arte pouco convencional”, añade la historiadora. Tras su muerte y una exposición homenaje de multitud de artistas, sus puertas se cerraron, quien sabe si para siempre pero, de momento, su familia no prevé abrirla a corto plazo.

La herida aún permanece abierta pues el galerista falleció hace a penas un año pero el libro está planteando desde la perspectiva más optimista posible en estas circunstancias, recordando su labor con un gran número de fotografías de diferentes etapas de su vida, de sus estancias en las ferias de arte a las que acudía, así como postales (como una enviada por Lino Silva desde Burgos), dibujos de amigos e incluso algunos suyos porque “el tamén era un pouco artista e incluimos debuxos e algún relato seu”, añadió Iglesias. Además, por un precio simbólico, 5 euros, se puede adquirir en las librerías Contos y Ramón Cabanillas de Cambados.

 

Luis Fernández Silvoso: de la vocación de fraile franciscano al culto al arte

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