MORAÑA - Un inspector de Trabajo irrumpe en Santa Xusta y denuncia a varias “rosquilleiras”

Santa Xusta no fue ayer para algunos sinónimo de buenos augurios. Un inspector de Trabajo irrumpió en la romería de Moraña con el punto de mira puesto en los vendedores ambulantes, sobre todo las rosquilleiras, que fueron las peor paradas. El inspecctor, desplazado desde Vigo, acabó notificando sanciones (algunas próximas a los 4.000 euros) a varias personas que despachaban en los puestos de forma irregular y se fue dejando un gran enfado entre los ambulantes, que dicen sentirse perseguidos.
Y es que en los últimos meses la Agencia Tributaria ha estrechado el cerco sobre el sector para evitar fraudes a la Seguridad Social. Es algo “insólito”, asevera una de las rosquilleiras que ayer estaba en Santa Xusta, sospechando que la inspección se desencadenó debido a alguna denuncia desde dentro del propio gremio y reconociendo que alguna irregularidad siempre se produce: personas jubiladas que siguen ejerciendo u otras que acuden a echar una mano a familiares en los puestos sin estar aseguradas. Pero defienden que es la forma de “poder sobrevivir” en estos tiempos.

casi tres horas
Faltaban unos minutos para las once de la mañana cuando apareció en las inmediaciones de la iglesia el inspector provocando un gran revuelo y “una estampida” de venderores que estaban ejerciendo al margen de la ley. Hizo varias rondas por los cerca de 40 puestas (de rosquillas, pulpo, churros, recuerdos religiosos o los tradicionales ajos de Santa Xusta) identificando a los ambulantes, pidiendo que le mostraran “los papeles de autónomos”, preguntándoles si estaban asegurados e incluso en qué compañía.
La inspección se prolongó durante cerca de tres horas. Vicente Silva, que junto Gerónimo Búa lleva trece años al frente de la comisión de Santa Xusta, confirma que el inspector buscaba “xente que non estaba dada de alta na Seguridade Social” y que hubo “varias sancións” a pesar de que algunas vendedoras se marcharon a la carrera de los alrededores de la iglesia para intentar evitar la denuncia. Según les explicó el propio inspector, están “facendo un peinado” por distintas romerías (estuvieron también en Santa Rita, en Vilagarcía), una orden que “lles chega de arriba”.
El malestar de algunos ambulantes ayer se debía tanto al carácter “inusual” de estas inspecciones como, sobre todo, al hecho de que el “enviado” de Trabajo “no le pidió los papeles a todo el mundo”, sino que, al parecer, se centró en las rosquilleiras. “No fue a los puestos de velas, ni a los de medallas o los de ajos”, aseguran algunas vendedoras de rosquillas, que lamentan que cada vez sean más las zancadillas que tienen que sortear para poder salir adelante.