Lobeira, el tesoro que no se acaba de descubrir

Lobeira, el tesoro que no se acaba de descubrir
Diario de Arousa-2014-05-25-008-2f260492

Ha pasado más de medio siglo desde que en Vilagarcía se puso en marcha una iniciativa para construir un monumento en el mirador de Lobeira. Fue a mediados de los cincuenta de la pasada centena pero a día de hoy  los términos de la discusión en torno a este pasaje y otros de la comarca sigue siendo el mismo: Escasa información, poca difusión y necesidad de promover la historia que se esconde tras sus piedras.
“Pasaron quizá dos años (o más) de que en un céntrico comercio de la localidad se había exhibido el proyecto de un monumento al Sacratísimo Corazón de Jesús de grandes proporciones que se pretendía erigir en la cúspule del monte de Lobeira”, se aseguraba en un artículo de prensa en julio de 1955, a la par que se lamentaban de que todavía no había más noticias sobre dicha iniciativa.
Lo cierto es que el mirador de Lobeira motivó varios artículos en la prensa de la época y se convirtió en el destino de una gira organizada por el Recreo Liceo que congregó, aseguraba un periódico el 20 de julio de 1955, a “millares de personas”, muchas de las cuales “descubrieron ayer toda esta espléndida belleza que tenemos a mano y a la que no damos todo el gran valor turístico que realmente tiene”.
Los accesos al Monte Lobeira, que todavía hoy siguen siendo objeto de inversiones públicas, fue el objeto de un artículo que Jesús Diéguez Patiño escribió en mayo de 1956 y en el que criticaba el “lamentable” estado de la calzada en la Avenida Agustín Romero y llegaba a asegurar que “tanto es así que estamos seguros de que no habrñiamos llegado arriba si Sampedro, el chófer del taxi, no sacrificara su vehículo para poder brindar a los visitantes la oportunidad de disfrutar de la paradisíaca visión que desde la Cruz de Lobeira domina”.
El monumento en el mirador de Lobeira, que finalmente se dedicó a las víctimas del mar, se inauguró en septiembre de 1961 gracias a la labor de una comisión de la que formó parte Valentín Viqueira y con la que colaboró el escritor Álvaro Cunqueiro. Consistió en una gran placa de bronce que sustituyó a otras de mármol que hacía referencias a diversos naufragios y que con el tiempo se perdieron. Los actos comenzaron con una misa e incluyeron el fondeo de un buque de guerra.
El acto sirvió para que en la prensa de la época se hiciese referencia a la historia que se esconde tras las piedras del monte. “En aquella espléndida atalaya, desde la que fue anunciada a Sisemando, obispo de Iria, la llegada de los depredadores normandos”, se escribía en un periódico en el que también se animaba a investigar “su riqueza prehistórica y ahora que se han descubierto los cimientos de la antigua fortaleza de Lobeira, tantas veces citada en la historia medieval de Galicia, el descubrimiento debe consolidarse para que pueda ser contemplado”. Un mensaje más que actual.

Lobeira, el tesoro que no se acaba de descubrir

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