Una mezquindad soberbia

ras varias semanas de haber hablado, alto y claro, sobre la Festa da Ameixa me queda una sensación agridulce, gracias al empeño de alguno de que a los vilagarcianos no nos quede el habitual buen sabor de boca de tamaño manjar. Me refiero al alcalde y compañía, que llevan meses poniendo trampas y agujeros en el camino y que acabaron celebrando como una final de Champions que el paseo de la playa se hiciese añicos y dejase un hueco tan profundo y oscuro como la bajeza de alguno que yo me sé.
No sé si descorcharon champán al confirmarse que no iba a haber concierto en la playa. Numeroso público arremolinado a pie de playa viendo con impotencia cómo la arena, (que parecían las movedizas de las películas), engullía el camión del escenario mientras los máximos responsables políticos permanecían agazapados y rezando para que saliese mal. Es así de duro pero por desgracia así de real.
Cuando una persona se alegra tanto del mal ajeno merece que el karma le devuelva esas malas artes multiplicadas. Pero cuando esa persona es una autoridad y se vanagloria de que su ciudad pierda un espectáculo, es un acto mezquino. Titulo esta pequeña visión personal de hoy como “mezquindad soberbia”, ya que son las dos ideas que me llevan rondando en la cabeza desde el día de autos. La soberbia de un regidor que se plantó en la Festa da Ameixa para seguir desafiando a los que lleva meses atacando. La soberbia de un alcalde que se gusta y se ensimisma más de lo que probablemente le permitan las horas del día y la soberbia de quien se cree que es mejor que el resto de la Humanidad, aunque el resto de la Humanidad sabemos que ni de lejos es así…
Mezquindad de los concejales que fueron al paseo el lunes a sacarse la peor foto del mandato. Una cutre e impostada estampa que incluía manos en la cabeza, gestos de sorpresa y desaprobación falseadas, fotografías con un móvil probablemente apagado y un hedor a amargo triunfo que solo ellos degustan.
Ver a los que ahora se presentan como grandes expertos en toda cuanta materia hay es bochornoso. Pero ir conociendo datos como que el concejal que se llevaba las manos a la cabeza sabía que no habría planchas metálicas es vomitivo. Es su responsabilidad pero se ha comportado como un irresponsable. Otra vez.
Como decía, alegrarse de que una orquesta de reconocido prestigio no haya podido actuar por problemas logísticos en una de las fiestas de reconocido prestigio como la Ameixa, en un enclave de reconocido prestigio como la playa de la Compostela con Cortegada al fondo es tan ruin y tan mezquino que descubre el reconocido desprestigio de un gobierno como el actual. Deseo que sus ansias de venganza contra Carril y el resto de vilagarcianos, hayan quedado enterradas para siempre en el agujero del paseo. La inmensa oscuridad que alguno lleva dentro no es comparable con la del fondo de esa brecha en el camino de la playa.
Y para los iluminados que se permiten dar lecciones de supuestas gestiones realizadas por mi persona y que ataca a quienes le expulsaron del partido que le hizo concejal (IU) solo diré que afortunadamente políticos como él, solo existe él. Capaz de presumir de transfuguismo y capaz de sacarle una foto a la pantalla del ordenador para imprimirla en lugar de imprimir el documento. Si ese es el nivel, yo me bajo aquí mismo. Menos clases magistrales y más criterio, para que la gente no se siga tomando a pitorreo cada mejorable intervención que viene teledirigida por quien sigue moviendo los hilos…

Una mezquindad soberbia

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