El cura cambadés niega los abusos a menores y se muestra como un docente cercano, pero “correcto” y disciplinario

El cura cambadés niega los abusos a menores y se muestra como un docente cercano, pero “correcto” y disciplinario
El joven sacerdote cambadés, Segundo C.V., al momento de dirigirse a prestar declaración | Gonzalo García/pool

El salesiano Segundo C.V., acusado de cometer delitos de abusos sexuales contra seis menores en diferentes momentos de 2019, llegó ayer a la Audiencia de Pontevedra aparentemente tranquilo y sin ocultarse de los medios, aunque rehusó hacer declaraciones. Era la primera sesión del juicio que le enfrenta a peticiones de penas de cárcel que suman más de 60 años por presuntos tocamientos en los genitales de estos niños –de 15 años en ese momento– durante un campamento de verano en Cambados; una reunión en su despacho de profesor del colegio María Auxiliadora de Vigo, donde ejerce; el visionado de un partido televisado y unas jornadas de peregrinación. El cura, natural de Castrelo (Cambados), únicamente respondió a las preguntas del tribunal, la Fiscalía y su defensa para negar en todo momento las acusaciones. Después, el juez estimó la petición de seguir la sesión a puerta cerrada en aras de proteger la intimidad de los menores denunciantes y testigos, que testifican tras un biombo.


Cambio de versión

A preguntas del Ministerio Público, el religioso, de 41 años de edad. respondió que la relación con los menores era “correcta”; que en abril hará 12 años como sacerdote y que todos los años, desde 1999, participa en varias sesiones de esos campamentos de verano, organizados por la congregación y la asociación Abertal, como monitor y coordinador. Sobre los episodios en este contexto, donde cuatro menores denunciaron tocamientos inapropiados –alguno en varias noches seguidas–, relató que lo habitual era que durmiera en un cuarto individual, pero ese año se determinó pasar la primera noche con los menores –dormían en grupos de seis por cada habitación– y que ya al día siguiente se cambió, “tranquilamente, porque no hubo nada raro esa noche”. Sin embargo, le acusan de haberse propasado con ocupantes de su estancia y de otra; cuestión que resolvió señalando que se levantó a la sala de ordenadores para preparar las actividades del día siguiente y que únicamente “entré a ver”, en una no era la suya, porque alguien roncaba y procedió a “moverlo, cambiarlo de posición para que no roncara”.


En este punto, el fiscal le recordó que ante la jueza de instrucción –tras su detención en julio de 2019– aseguró que esa noche nunca abandonó su cuarto y durmió del tirón, pero Segundo C.V. se defendió manifestando que “dos años dan para hacer mucha memoria” y destacando su estado en ese momento: el “susto”, tras conocer las denuncias. También insistió la acusación pública en las posiciones de las literas de los menores a su cargo, pues se ha denunciado que estiraba la mano desde su cama y que los niños, al pasar la primera noche, la siguiente, decidieron juntar dos.


Wasaps a “altas horas”

Durante la sesión, el sacerdote estuvo tomando notas y en su declaración destacó como “muy importante” en su defensa el contenido de conversaciones de wasap mantenidas con afectados y otras personas. De hecho, sus abogados las presentaron como nueva prueba y fue admitida, a pesar de la queja de Fiscalía por no haberlo hecho en la instrucción y, por tanto, le parece que carecen de garantías de que sean exactas. También se mostró disconforme con la pericial de un informe psicológico de parte porque tras su arresto se negó a someterse a tal examen.


Con todo, para las acusaciones, los mensajes de móvil también tienen importancia. El Ministerio Público se valió de ellos para poner de manifiesto que hacía envíos a “altas horas de la noche”, algo que el acusado minimizó indicando que sucedía “a veces, cuando acababa mi jornada y en ningún caso para que me contestaran en el momento”. Asimismo aseguró que esta relación “estrecha” –como la llamó el fiscal– la mantenía “con muchísimos alumnos” y sobre temas como “qué tal les iba la vida escolar, su tiempo libre.... Son públicos, no me importa decirlo”. Es más, el cambadés se mostró como un docente preocupado por sus estudiantes e incluso de llegar a adoptar un “papel más disciplinario que otros profesores” porque estaba “muy presente” en su vida diaria –en el centro, en Abertal y en las extraescolares– y, de hecho, “quien llamaba la atención –al alumnado– era yo”, llegó a decir. A preguntas de su letrada, respondió que nunca le llegó una queja de los padres, en cambio sí recibió “felicitaciones agradeciendo” la forma de dirigirse a sus hijos y el contenido de esos mensajes. De hecho, uno de sus testigos será la madre de un alumno del colegio de Vigo, además de un sobrino suyo. Y en esta buena relación que dejó entrever, explicó que uno de los menores denunciantes incluso expresó “alegría” de haber podido reunir él mismo el dinero, sin apoyo de sus padres, para ir al campamento.


Los abogados de las presuntas víctimas y de la acusación popular, ejercida por la Fundación de Amigos de Galicia, tampoco se opusieron a los mensajes como prueba. Es más el letrado de esta última, Francisco José Lago Calvo, señaló que “reconoce implícitamente parte de los hechos; conversaciones de madrugada con menores”. Tampoco lo hizo el representante de la congregación salesiana, citada como responsable civil subsidiaria, y la cual aportará las calificaciones de estos alumnos: algo “importante porque revela” una “interferencia prácticamente nula, y en algún caso incluso hay una mejoría de resultados académicos” tras los hechos, según su representante.


El juicio continuará hoy con la declaración de más testigos y presentación de pruebas con el objetivo de concluir mañana. 



“Para los peritos no existe género de duda sobre lo sucedido”, señala la abogada de tres denunciantes

La abogada Aida Blanco, especializada en delitos contra la violencia sexual y maltrato a la infancia y adolescencia, representa a tres de los menores y entre ellos al denunciante de comportamientos inapropiados en los tres momentos de autos: en un albergue, en el despacho del colegio y en el campamento de Cambados. Antes de entrar en sala aseguró que para los peritos “no existe género de dudas a cerca de lo sucedido” y, de hecho, solicita la pena máxima establecida para delitos de abusos sexuales a menores de 16 años, –seis años de cárcel– con un total de 54 años de prisión para Segundo C.V. por la presunta comisión de nueve. Asimismo pidió en todo momento respeto a la intimidad de sus clientes y de los testigos, algunos directos de los presuntos hechos delictivos, recordando insistentemente que son menores. Sobre su estado señaló que están afectados al tener que “revivir esto tras dos años”. “No es fácil y menos para unos niños. Es muy, muy difícil”, recalcó.

Tildan de "nefasta" la gestión de la orden: "Les hicieron dormir" allí tras el "ataque"

Otros dos denunciantes comparten abogado y un tercero tiene su propio letrado. Y respecto a la acusación popular de Amigos de Galicia, el letrado Francisco José Lago señaló que “algunos no han dormido durante meses” y calificó de “nefasta” la gestión de la orden Salesiana: “Tardaron en reaccionar, les hicieron dormir una noche más pese a haber sido objeto de sus ataques”. Es más, puso de manifiesto que “hay precedentes de este tipo de comportamientos en la orden” y no le consta que haya apartado del sacerdocio. Sí de la docencia. 

El cura cambadés niega los abusos a menores y se muestra como un docente cercano, pero “correcto” y disciplinario

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