#OPINIÓN | Imprescindible Josiño

Supongo que a nadie le sorprenderá saber que los deportes amateurs, sobre todo si son minoritarios, se construyen y mantienen con el trabajo sordo e invisible de un puñado de personas que se entregan de forma desinteresada a un proyecto. Son pilares que sostienen clubes y, en ocasiones, hasta la pervivencia de un deporte en un municipio. En el CRAT, que pronto cumpliremos 50 años, hay media docena de personas cuya entrega ha sido decisiva a lo largo de la vida del club. Y ayer se nos fue uno de ellos: José María Río, Josiño para los que con él compartimos sueños ovalados.


Instalados todavía en la incredulidad, se hace necesario juntar atropelladamente palabras que recuerden su entrega en el club y le permitan definitivamente salir de ese espacio discreto desde el que siempre trabajó. Desde el terreno de juego se pasó a la ingrata labor de los despachos y además de jugador, fue entrenador, abogado, directivo y vicepresidente durante más de 20 años, sumando al de unos pocos su esfuerzo y compromiso. En estos últimos años se convirtió en el aficionado más fiel que, enfundado en su bufanda azul y negra, acudía a las gradas de la Torre y del campo Universitario de Elviña para alentar al equipo. Su equipo. Deja tras de sí un espacio inabarcable de trabajo y lealtad, su disponibilidad permanente, su sonrisa, su talante, una capacidad inagotable para el consenso. Deja tras de sí, en definitiva, historia del club y una tristeza infinita.

#OPINIÓN | Imprescindible Josiño

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