El arousano Alberto Blanco comenzó el pasado año una nueva aventura internacional. Esta vez sin saber que supondría un giro en su vida, no solo en lo deportivo, sino también golpeado en lo personal. Un grave virus que azotó Azerbaiyán, país en el que vivía entrenando al Bakú, le mantuvo más de dos meses muy enfermo, teniendo incluso que verse obligado a perderse partidos, tanto del equipo como de la selección.
Una situación límite y crítica en la que el papel de su hijo Roque, que vivía su primer año como deportista profesional en el equipo entrenado por su padre, jugó un papel determinante.
¿Cómo fue la experiencia deportivamente hablando?
Los objetivos que nos pedían se cumplieron. Conseguimos quedar sextos de la liga, ganar los play-in y disputar los play-offs. Para un club nuevo, ha estado muy bien. Era lo máximo a lo que podíamos aspirar. Hay dos equipos que son Neftçi y Sabah que tienen 10 veces el presupuesto que manejábamos nosotros, somos el único equipo que mantuvo la misma plantilla desde el inicio.
¿Qué pasó en los play-offs?
Pues tuvimos un poquito de mala suerte, porque en el último día que se podía fichar para play-off yo incorporo a un jugador americano para que nos ayude en el interior, pero a los 15 días dejó el equipo porque le apareció un súper contrato en Australia. En el primer partido además perdí a mi mejor jugador. Aún con esos dos jugadores, no sé si ganarles, pero a lo mejor sí que habría forzado un partido más.
¿Cuál es la sensación al respecto?
En ese momento apreté al equipo hasta dónde pudimos. Tanto club como Federación quedaron contentos. Yo tengo un año más de contrato, pero ahora tengo un tiempo antes de ponerme a trabajar en la siguiente campaña.
¿Y a nivel personal?
Fue muy duro. Muy, muy duro. Estuve dos meses enfermo. He estado muy enfermo y menos mal que estaba mi hijo Roque conmigo y me ayudó a superar ese momento. Si no hubiera sido por él, seguramente me hubiese vuelto, porque incluso tuve que faltar a partidos y entrenamientos porque no tenía fuerzas.
¿Cómo sobrellevó esos meses?
Fue el tiempo más duro que recuerdo en todos estos años. Iba a los entrenamientos y no tenía fuerzas para nada. Lo que me ayudó a sobrellevarlo fue Roque, porque no me daba recuperado y al final me dio ánimos. Ha sido la parte más dura que yo recuerdo como entrenador, ni tan siquiera era capaz de ponerme el traje. La presencia de mi hijo me hizo seguir empujando y no rendirme.
"El presidente de mi equipo es el Ministro de Defensa, es un concepto de club diferente a esta parte de Europa", comenta.
¿Cómo reaccionó la Federación con todo esto?
Se preocuparon porque vieron que estaba pasando algo grave, porque que una persona como yo, que siempre estaba activo en todo, de repente no pudiese ir a los entrenamientos, pues algo pasaba. Los doctores del club y Federación siempre han estado muy atentos. Yo ahora mismo debería estar entrenando a la Sub 16, pero me dieron permiso para que me recupere un poquito mejor y ahora está mi ayudante. Por su parte todo ha sido ayudar. Estoy contento y agradecido.
¿Se acostumbró a la vida en Azerbaiyán?
Sí. Bakú es una ciudad espectacular. Obviamente estás en un país musulmán y tienes que adaptarte a sus costumbres. Pero creo que es la ciudad más brillante en la que he vivido hasta ahora, y eso que he estado en un montón de sitios. Es una ciudad de lujo. Yo vivía en la White City y es impresionante. Tuvimos la oportunidad de ver el campeonato de Fórmula 1.
¿Y el trato?
Fenomenal. Un comportamiento y trato increíble. Cumplieron con todo, solo tengo cosas buenas que decir, por supuesto dentro de que es una liga nueva, que lleva cuatro años y acaba de empezar.
"Para Roque fue una experiencia dura, pero creció mucho en todos los aspectos", señala Blanco.
¿Cómo vio el nivel deportivo?
Pues diría que es un poco como LEB Oro. Los dos equipos fuertes, Neftçi y Sabah podrían competir perfectamente con Obradoiro o Burgos perfectamente, porque juegan competición europea. El resto pues estaríamos compitiendo por esa zona media.Cada equipo tiene unos siete u ocho extranjeros, yo tuve seis y no tenía ningún jugador de la selección nacional.
¿Cuál es la norma respecto a los extranjeros?
La liga se juega con cuatro foráneos y una local siempre en pista, y ese fue el mayor defecto que tuvo. La idea de este año es fichar a uno o dos jugadores de la selección nacional porque quiero competir un poco mejor. El club cree que puede invertir un poco más.
¿Cómo es la gestión y contacto con el presidente del club?
Es diferente. En los países del este, como Bulgaria o Rusia, todo lo que tenga que ver con la ex Unión Soviética, todos los clubes tienen que ver con el ejército o la policía. El presidente de mi club, por ejemplo, es el Ministro de Defensa, al igual que el del Sabak es el Ministro de Economía. Son unas características diferentes al concepto de club en esta parte de Europa.
¿Es más complicado el contacto teniendo en cuenta que el presidente es un ministro?
Tienes una serie de protocolos a cumplir. Yo me reuní con él unas dos veces, pero solo para hablar de baloncesto, nada más. Recibí un trato excepcional, pero obviamente tienes que saber que vas a pasar muchos filtros, hay unos protocolos.
"No tengo en mente otra cosa que no sea seguir allá, salvo que la salud me lo impida", recalca.
¿Tuvo alguna otra dificultad?
Sí. Entrenábamos muy temprano por la falta de instalaciones deportivas. Entre las nueve y doce de la mañana entrenábamos, y para un equipo con jugadores americanos es una dificultad por la diferencia horaria. Yo por la tarde entrenaba a los chicos de la Sub 16 y se me pasaban los días volando.
¿Cómo fue la experiencia para su hijo Roque?
Muy difícil. Él ha jugado siete minutos de media, pero le ha venido fenomenal. El entender que esto es un deporte completamente distinto, porque el deporte profesional no tiene nada que ver con el amateur. Verse con seis americanos, el vestuario, el controlar los egos...pues ha sido para él una experiencia gratificante en la que ha crecido en todos los sentidos, sobre todo a nivel humano. Tenía una capacidad como un jugador normal, pero su licencia era de extranjero. Tuvo que adaptarse a muchas cosas.
¿Tenía dificultades al contar con licencia de extranjero?
Lo que pasaba es que yo lo tenía difícil si se me complicaba el partido para situarlo en el campo, porque perdía mucha potencia de equipo. Estaba mucho más limitado.
“El Neftçi y el Sabah son los dos equipos fuertes de la liga. Tienen 10 veces más de presupuesto que el Bakú”, afirma.
Está el europeo a la vuelta de la esquina, ¿cómo ve a la Sub 16?
Estoy hasta sorprendido porque han tenido una progresión enorme. Yo los cogí en el mes de octubre y estaban muy lejos de poder competir. Han mejorado muchísimo. Era una generación que el país pensaba que iban a ser pocos, pero juntando con un grupito del 2010 da la sensación de que se va a impulsar que salgan jugadores locales de mayor nivel.
¿A qué cree que se debe esa gran progresión?
Al trabajo que se hizo estos ochos meses que no se había hecho antes. Entrenando todos los días y por eso quieren continuar con este sistema y que yo continúe.
Tiene un año más de contrato, ¿cómo ve el futuro?
Mi obligación es seguir un año más, y no tengo ninguna otra cosa en la cabeza que no sea seguir. Otra cosa es que vea que mi cuerpo, por salud, ya que todavía me estoy recuperando, no de para más.
Con Roque, ¿qué pasará?
Todavía no tenemos nada claro. Lo primero es ver cómo voy yo de salud. Queremos que enfoque su carrera personal y profesional en otro sentido, vamos a esperar a ver qué puede hacer él.