El Concello de A Illa ultima ya la fase de prueba de la zona residencial, que comenzará de aplicarse a pleno rendimiento a partir del próximo domingo 15 de junio, con multas de 200 euros para los no autorizados, que pronto pago se quedarán en la mitad. Una fase inicial pensada con un doble objetivo: por una parte dar un tiempo de adaptación y, por otra, acumular datos del funcionamiento de la medida, con la que se busca mejorar la seguridad vial y evitar problemas derivados del gran tirón de visitantes que el municipio isleño genera verano tras verano y que llegan a colapsar el centro del municipio isleño.
Lo cierto es que los datos en esta fase preliminar, indica el alcalde, Luis Arosa, vienen a ratificar una reducción del tráfico en esta zona protegida, que se cae la mitad. Una disminución que, no obstante, señala el regidor isleño, “non quere dicir que haxa menos xente no pobo”, sino que se redirige ese tráfico de vehículos a “outros lugares, que é do que se trataba”. Una situación que se pudo observar en los últimos día de sol “nas praias, que estiveron coma sempre”.
De hecho, ya en Semana Santa se registraron indicadores positivos, cuando se constató un descenso del número de vehículos que accedió a esta bolsa de viales, a pesar de que aún no se aplican sanciones.
Por otra parte, el Concello trabaja también en la puesta en marcha del servicio de bus lanzadera en julio y agosto para conectar O Bao, O Carreirón y Area da Secada, entre otras paradas. El objetivo es facilitar la movilidad entre zonas de playa, contribuyendo a descongestionar el tráfico, al reducir el número de vehículos particulares. Así, el Concello está pendiente de recibir un borrador de un convenio por parte de la Xunta para colaborar en la la explotación de una línea de bus que permitiría dar directamente este servicio.