11º-26º
sábado | 20 abril | 2024
La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo dictó este mes una sentencia que rebaja la condena de cárcel a uno de los dos asaltantes a una vivienda de Vilanova, en la que llegaron a apuntar con una pistola a un vecino, exigiéndole dinero. Ocurrió en 2017 y uno de los dos implicados nunca pudo ser identificado.
Al que sí lograron identificar se enfrentó a una condena inicial de dos años y seis meses de prisión por la comisión de un delito de robo con violencia en casa habitada, en grado de tentativa, y por otro ilícito, de lesiones psíquicas, a la pena de un año y ocho meses. Esta sentencia inicial, del Juzgado de lo Penal número 3 de Pontevedra, fue recurrida por el condenado. La Audiencia Provincial tumbó todas las pretensiones de la apelación, reafirmando punto por punto la condena, pero un nuevo recurso ante el Tribunal Supremo sí ha conseguido una rebaja de los años de prisión.
Así, el alto tribunal mantiene la condena en lo referente al delito de robo con violencia, pero no considera que se produjese un delito de lesiones psíquicas, sino solo un delito leve de lesiones, que se pena únicamente con dos meses de multa con cuota diaria de cuatro euros. El Supremo rebaja así la condena de prisión en un año y ocho meses, la correspondiente al delito de lesiones psíquicas que no aprecia en este caso concreto.
Los hechos considerados probados señalan que sobre las 21:30 del 9 de mayo de 2017, el acusado, junto a otra persona no identificada, entraron a este domicilio de Vilanova. Lo hicieron vestidos de negro y encapuchados —para evitar ser reconocidos— lo que le ha valido al encausado en su condena el agravante de disfraz.
Uno de los asaltantes apuntó con una pistola negra a la cabeza del vecino que encontraron dentro de la casa, entonces sentando en un sofá viendo la televisión. El otro encapuchado le tapó la boca con fuerza y le dio un puñetazo en la boca cuando la víctima intentó gritar. Trataron de inmovilizarlo en el sofá mientras el que tenía el arma sacó unas bridas para tratar de atarle las manos. Mientras, le preguntaban “¿dónde está el dinero?” e incluso “denos el dinero y a usted no le va a pasar nada”.
Fue fundamental en el desenlace del suceso el papel de la mujer del hombre acorralado por los asaltantes. La esposa se encontraba en una finca próxima y había escuchado gritar a su marido. Entró entonces a la casa por el garaje del piso inferior, gritando que los vecinos habían llamado a la Policía. Fue en ese momento cuando los encapuchados se dieron a la fuga.
La sentencia, tras su ratificación parcial, impone también al condenado una indemnización de 7.728 euros en favor de la víctima y de 256,87 euros en favor del Sergas, todo en concepto de responsabilidad civil. También se le imponen las costas de proceso de origen, aunque las del recurso de casación parcialmente estimado en el Supremo han sido declaradas de oficio.
