Último gran servicio religioso

El cierre de la Puerta Santa, con el que se pone colofón al doble Año Jubilar, será el acto religioso más importante que presidirá el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio Barrio, antes de que de manera oficial se le acepte su renuncia, por superar la edad reglamentaria, por parte del Papa. De este modo se cumplen largos 28 años de labor pastoral. Bajo su presidencia potenció numerosas iniciativas pensando siempre en el modo de ayudar a las personas que más lo necesitaban.

El legado pastoral de monseñor Barrio sirvió para marcar el rumbo renovado en la Iglesia y en especial por la mirada a los más frágiles, a los más pobres. Mostró siempre un estilo nuevo y entrelazado de ser obispo y pastor. En su misión como prelado se registró un acercamiento de profunda intimidad con las personas. Es el pastor que sientes muy cercano y a la vez amigo.

Sé cierra la Puerta de la Gran Perdonanza que cruzaron miles de peregrinos con la finalidad de postrarse ante el sepulcro del Apóstol Santiago superando, de este modo, cualquiera de las previsiones más optimistas que en el primer Año Jubilar se vieron un tanto oscurecidas por culpa de la pandemia.

Cuando monseñor Barrio cierre los dos grandes portalones y se precinte la verja de entrada al recinto, el Año Santo Jubilar se dará por concluido Estoy seguro de que en ese momento numerosos recuerdos volverán a su memoria. No olvidemos que desarrolló un largo y fructífero trabajo a favor de la Iglesia de Santiago de Compostela. Esa iglesia diocesana que en los últimos tiempos le está despidiendo y agradeciendo su gran mandato pastoral durante más de cuarto de siglo de vivencias eclesiales de todo tipo.

Para mi monseñor Barrio ha sido siempre un sacerdote sencillo, culto, reservado y prudente. Rodeado de con una cierta timidez que le hace más entrañable y cercano. Con un corazón siempre abierto a la ternura y autenticidad. Aún no nos ha dejado pastoralmente y ya lo estamos echando de menos.