Ana González, psicóloga clínica: “Detrás del trastorno bipolar hay sufrimiento, miedo, incomprensión, inseguridad y aislamiento”

Ana González, psicóloga clínica: “Detrás del trastorno bipolar hay sufrimiento, miedo, incomprensión, inseguridad y aislamiento”
La psicóloga clínica Ana González López. I CEDIDA

El Día Mundial del Trastorno Bipolar se conmemora el 30 de marzo con el objetivo de generar conciencia sobre este padecimiento y eliminar el estigma social. La psicóloga clínica Ana González López, responsable en la Unidad Residencial ACLAD en el Hospital San Rafael, habla sobre ello:  

 

La fecha elegida es la del día del nacimiento del famoso pintor Vincent Van Gogh, quien fue diagnosticado póstumamente como probable portador de un trastorno bipolar. Aumentar el conocimiento sobre este trastorno y sensibilizar a la sociedad son los objetivos de la fecha que se celebra con carácter anual desde al año 2017 atendiendo a la propuesta de distintas sociedades científicas a nivel mundial. 

 

El trastorno bipolar es una enfermedad crónica y recurrente de base biológica que afecta en torno al 2% de la población afectando de manera similar a hombres y mujeres, y sin observarse diferencia entre culturas, etnias o nivel socioeconómico. Se caracteriza por la presencia de variaciones anímicas que afectan significativamente a la salud de la persona que lo padece y a su entorno familiar, social, académico y laboral. 

Los cambios en el estado de ánimo se expresan en episodios de sintomatología depresiva (tristeza, desánimo, retardo psicomotor,) que se alternan con otros periodos marcados por la   manía o la hiperactividad (alegría y euforia intensa, desinhibición, irritabilidad...). En ocasiones estos cambios se pueden producir de manera brusca, persistente y ocasionando problemas a la persona y a su entorno.  

 

Las clasificaciones internacionales de enfermedades muestran que no existe un único trastorno bipolar y en función de la sintomatología presente en cada persona se describen varios tipos (trastorno bipolar tipo I, tipo II, etc.). La gravedad y duración de los distintos síntomas que configuran el trastorno son los que permiten atribuirlo a uno o a otro tipo.

 

Es importante concienciarnos de que las personas “tienen” un trastorno bipolar, evitando la expresión “es” bipolar. Una persona que padece el trastorno es muchas cosas más que su diagnóstico. Pero el diagnóstico, si no vamos con cuidado, acaba ocupándolo todo y generando un auto estigma altamente limitante. 

 

En cualquier caso, la presencia del trastorno bipolar nada tiene que ver con la descripción que, de forma coloquial, a nivel social, se hace de una persona afirmando que “es bipolar” y que realmente describe a una persona que muestra unos rasgos de personalidad cambiantes en su estado de ánimo pero que, en modo alguno, esto supone el padecimiento de una enfermedad o trastorno.

 

¿El trastorno bipolar es una enfermedad con la que se nace, o se desarrolla a lo largo de la vida? 

 

El trastorno bipolar se diagnostica mayoritariamente entre los 18 y los 30 años, pero en ocasiones el diagnóstico puede ser más tardío. No es extraño que, desde la aparición de los primeros síntomas, al diagnóstico o al inicio de tratamiento pueden pasar varios años debido a factores como la dificultad para diferenciar una sintomatología que, en ocasiones, se confunde con otras patologías como la depresión, o se asocia con una forma de ser, un carácter particular, que hace que en principio se consideren “personas singulares”, entre otros. 

 

Los cambios en el estado de ánimo y lo que esto supone, ya es observable en la infancia y la adolescencia, pero con una intensidad minimizada que no supone una afectación en la vida diaria. Sólo cuando estos cambios determinan la funcionalidad en las acciones del día a día es cuando la consulta al especialista puede determinar la presencia del trastorno.

 

¿Cuáles son las causas del trastorno bipolar? 

 

La base biológica del trastorno bipolar hace referencia a que la afectación de los mecanismos que regulan el estado de ánimo tiene un factor genético/hereditario, pero no es el único determinante.  La investigación científica está en el proceso de determinar y precisar los mecanismos genéticos y los factores externos que ocasionan el desequilibrio neuroquímico que causa el desarrollo del trastorno. 

 

¿Existen factores de riesgo que aumenten las posibilidades de sufrirlo? 

 

 El factor hereditario no significa que siempre que exista se desarrolle la enfermedad, el riesgo aumenta si al factor genético le unimos la exposición a situaciones vitales adversas, el estrés o el consumo de drogas.  Las fuentes del estrés pueden ser muy diversas, desde vivencias traumáticas graves a responsabilidades laborales o académicas, problemas económicos etc...  Dicho de otro modo, aunque la causa del trastorno bipolar es siempre biológica, los factores psicológicos pueden jugar un papel muy importante como desencadenantes actuando como el gatillo que dispara un episodio.

  

¿Cómo se trata el trastorno bipolar?  

 

El trastorno bipolar es una enfermedad que tiende a la cronicidad, episódica y recurrente en cuyo tratamiento los fármacos resultan imprescindibles.

 

En cuanto al tratamiento farmacológico cada persona requiere un tipo de fármaco, adaptado a sus síntomas que debe ir ajustándose al momento evolutivo de su enfermedad. El abandono del tratamiento o su cumplimentación de forma incorrecta es la primera causa de recaídas y aparición de sucesivos episodios. En la actualidad, el consumo de tóxicos, como el alcohol y otras drogas como el cannabis o la cocaína, juegan un papel relevante en las descompensaciones especialmente en jóvenes adultos.


El tratamiento Psicológico, fundamentado en la psicoeducación y la psicoterapia, trata de enseñar a las personas con esta patología en primer lugar a aceptar el diagnóstico y conocer su enfermedad y posteriormente a gestionar los síntomas. Es imprescindible que el paciente encuentre un profesional con sensibilidad y experiencia que le genere confianza; establecer una buena comunicación entre el paciente y sus terapeutas va a facilitar que las crisis se detecten en periodos iniciales y de esa forma se podrán ajustar tratamientos e intervenciones y evitar episodios agudos de la enfermedad. 

 

El objetivo es que las fases estabilidad se mantengan lo máximo posible y reducir así la intensidad, la frecuencia y las consecuencias de las recaídas. 

 

¿Qué recomendaciones les daría a familiares, amigos, y personas que conviven o trabajan con una persona con trastorno bipolar? 

 

La aceptación del diagnóstico (conciencia de estar enfermo) es imprescindible para una evolución favorable. Aceptar “tener” un trastorno bipolar significa entender que se precisa un tratamiento, que se debe conocer las características de la enfermedad y aprender a detectar los cambios que nos ayuden a identificar en la evolución en cada momento, dando la posibilidad de que el que el equipo terapéutico inicie acciones que permitan prevenir episodios agudos de la enfermedad y abordarlos de la forma más precoz posible. Los profesionales y el entorno más cercano deben funcionar como una red que proteja, sostenga y apoye. 

 

Integrando el tratamiento farmacológico, el seguimiento profesional y un entorno informado, que pueda hacer el acompañamiento adecuado, se puede lograr que la presencia de un trastorno bipolar no implique renunciar a tener una vida plena. 

Ana González, psicóloga clínica: “Detrás del trastorno bipolar hay sufrimiento, miedo, incomprensión, inseguridad y aislamiento”

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