Esgrima medieval en pleno siglo XXI

Esgrima medieval en pleno siglo XXI
Una exhibición de los integrantes del Club Godos de esgrima medieval | Gonzalo Salgado

El manejo de la espada ha sido un distintivo de clase, sobre todo en la Europa de los siglos XV al XVII. Solo los miembros de la nobleza y los que se situaban en lo alto del escalafón social tenían un arma de esta naturaleza y, entre ellos, competían por ser el más diestro. Su uso no solo estaba asociado a la defensa personal, sino también al honor. Batirse en duelo en aquella época llegó a ser habitual, incluso en la clandestinidad cuando fue prohibido para no convertir las calles en combates improvisados cada dos por tres.
Hay muchas clases de espadas, pero las más utilizadas para estos duelos a muerte o a la primera sangre (opción de pusilánimes), las más comunes eran la ropera y la llamada mano y media, que tenía la característica de ser muy larga (más de un metro).
En esa época era normal ir armado por la calle y claro, en zonas donde el vino y otros licores espirituosos corrían por doquier, las ofensas personales estaban al orden del día. Y en este punto no tenían otra forma de solucionar las cosas que lanzarse el guante y batirse en duelo. La situación llegó a tal extremo que la iglesia católica no pudo aguantar tantas pérdidas humanas y los prohibió a través del Concilio de Trento.

 

Duelos en la clandestinidad

Pero nada había más atractivo para estos hombres que desafiar lo prohibido, por lo que los desaires y malos entendidos siguieron derivando en duelos, muchos de ellos a muerte, pero en esta ocasión en la clandestinidad, de ahí las imágenes de las películas de la época en la que los luchadores se batían al despuntar el día con apenas unos cuantos testigos.
Como los duelos no cesaban y los que luchaban se jugaban la vida, era menester aprender el arte de la esgrima y ahí aparecieron los primeros maestros, en España en la época de los Reyes Católicos. A medida que depuraban la técnica, sobre todo defensiva, estos tutores de la lucha con espada plasmaron sus conocimientos por escrito en los llamados tratados, que recogían las técnicas más importantes. El más antiguo está fechado a inicios del siglo XIV en el Reino Unido, si bien España también fue una potencia en este ámbito.
Al principio solo estaban al alcance de unos pocos, ya que eran manuscritos, pero con la llegada de la imprenta todo se democratizó, por así decirlo, y se crearon las primeras escuelas de esgrima cuya principal característica fue modelar a los luchadores para que canalizaran la fuerza bruta en destreza y habilidad.

 

Tratados históricos

Estos tratados se han conservado y perduran hoy en día, de tal modo que se han creado escuelas que emulan a las que se implantaron en la Edad Media en la que participan personas interesadas en el arte de “florear”, que así se le llama también, y en revivir la forma de vida y de lucha de aquellos hombres en esa época.
La esgrima medieval está muy extendida por toda Galicia y uno de esos clubs es el que se encuentra en Godos, una parroquia de Caldas de Reis, en la que un grupo de amigos, interesados por la historia dio el paso de transformar la lectura en práctica empírica. “Xuntámonos uns cantos amigos aos que nos chamaba a atención este tipo de cousas e despois de comprobar de que había bastantes escolas por Galicia adiante decidimos montar unha aquí”, explica Jacobo Roo, uno de los integrantes de este club desde sus inicios hace ahora tres años.
Jonathan Morales, otro miembro de la escuela, remarca al respecto que es normal que haya muchos historiadores metidos de lleno en los clubs de esgrima medieval, “incluso temos a algún arqueólogo”, puntualiza, y añade que todo viene del estudio de los tratados de los siglos XIV y XV.
“Son documentos históricos e reais que foron traducidos ao español”, que son interpretados por un maestro que es el que se encarga de diseñar las clases con la finalidad de recrear con la máxima pulcritud posible las técnicas de lucha y del manejo de la espada de los caballeros de entonces.
Jacobo Roo y Jonathan Morales coinciden ante los escépticos. “Parece que somos catro micos pegándonos cun pau, pero non é así. Hai estudios sobre todo esto e hai que aprender a técnica para facela ben”, aclaran.
Entrenan unas siete horas semanales repartidas en tres jornadas y rara es la vez que falta alguien porque esta actividad se ha convertido “nunha paixón” que les permite “desconectar de todos os problemas do día a día” y concentrarse en una lucha que requiere toda la atención.
Y sí, se baten en duelo, pero no piensen que con violencia, sino a través de la técnica, del arte del manejo del arma. Ah!, y tampoco se hacen daño porque tienen la prudencia de utilizar espadas sin filo o sin punta. “Solemos utilizar simuladores, que son romos”, a pesar de que “procuramos que sexan réplicas exactas das orixinais”.

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Integrantes del Club Godos de esgri

Espadas artesanas

Aún así, utilizan protectores para la cara y las manos, por supuesto, pero también para los brazos para evitar lesiones o golpes. El material no es difícil de conseguir, señala Jonathan Morales. “En Galicia hai tendas especializadas” e incluso “artesanos que traballan por encargo”, todo depende de lo de siempre, de lo que uno quiera invertir en material.
De todos modos, el club de Godos tiene todo lo necesario para que las personas que sientan curiosidad por la práctica de este deporte, para lo que no hay que ser un Titán. “Quen queira vir a probar só ten que chamarnos e vir un día a adestrar. Nós dámoslle todo, non precisa nada, só as gañas de pasalo ben e aprender”, añade Jacobo Roo, al tiempo que Jonathan apostilla que “é un deporte para todos, non fai falta ter unha forma física espectacular”.
Así, quien quiera iniciarse puede buscar en internet cualquier club de Galicia y en el caso del de Godos pueden inscribirse llamando al teléfono 600 657 976 o dirigirse a. EEI de Godos, que es el lugar donde entrenan.
Como todas las artes en las que se maneja la violencia, en la esgrima medieval en general y en concreto en la que se realiza en el club de Godos “o que máis traballamos é o control” porque tanto para Jonathan Morales como para Jacobo Roo, así como para el resto de los integrantes del equipo “é máis importante a técnica, coñecer os movementos, que a competición” y por eso tienen “moito coidado en darlle relevancia aos detalles” a la hora de interpretar los tratados con los que trabajan, ya que cada club tiene el suyo.
En Galicia existe una liga de esgrima medieval en la que los diferentes clubs miden sus habilidades, aunque como buenos deportistas nunca hay vencedores ni vencidos porque son torneos amistosos en los que se produce un intercambio de pareceres, de exhibición de las diferentes armas y de la forma de enseñar.
“Nós o que buscamos é facer comunidade” y a tenor de la pasión con la que expresan su afición y el empeño con el que desarrollan sus entrenamientos, la esgrima medieval “xa é como un vicio” porque encuentran lo que buscan, “estar cos amigos e pasalo ben”.
Además, en los encuentros que tienen con otras asociaciones y clubs de Galicia y Portugal “intercambiamos opinións” para ahondar en el perfeccionamiento de la técnica, una máxima común a todos los aficionados a este deporte.
Ya con la máscara en la mano, Jacobo y Jonathan se disponen para una sesión de su deporte preferido empuñando una espada que es capaz de cobrar vida en sus manos que hipnotiza por momentos hasta que el choque entre ellas despierta nuevamente el interés por una lucha elegante, sin fuerza bruta y, claro está, incruenta y respetuosa.

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La esgrima medieval está basada en los tratados que los maestros de la época escribieron para mejorar la técnica | Gonzalo Salgado

Esgrima medieval en pleno siglo XXI

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