Una losa de casi 100 toneladas sepultó al trabajador muerto en la cantera de Saiar

Casi ocho horas trabajaron ayer los equipos de emergencias para poder rescatar el cadáver de Manuel Carballido García, atrapado bajo una enorme piedra de entre 90 y 100 toneladas de peso en una cantera del monte Xiabre, en la parroquia de Saiar. El accidente laboral se produjo pasadas las 10:30 cuando el operario, natural de Barro pero vecino de Moraña, realizaba tareas a los mandos de una retroexcavadora junto a otro compañero. Estaban abriendo y acondicionando un camino para después colocar dinamita. Manuel Carballido se disponía ya a retirarse de la zona cuando se desprendió parte de la ladera del monte y la gran piedra se desplomó justo delante de su máquina. El impacto la partió en dos y uno de los fragmentos aplastó la cabina de la retroexcavadora en la que operaba Carballido, de 48 años de edad. Al lugar se desplazó personal sanitario del Centro de Salud de Caldas en una ambulancia, pero no pudieron hacer más que certificar la muerte del trabajador, del que apenas se veían un brazo y una pierna.
Guardia Civil de Caldas y Vilagarcía de Arousa, Bombeiros do Salnés y Protección Civil de Cuntis desplegaron un operativo al que, más tarde, se sumaron inspectores de Traballo, personal del Juzgado de Caldas, una empresa fúnebre y hasta dos grúas que se desplazaron para intentar retirar la piedra que impedía rescatar el cuerpo de Manuel Carballido. La primera que llegó al lugar era demasiado pequeña para conseguir mover la losa, lo que obligó a movilizar a una segunda grúa con capacidad para izar cargas de hasta 300 toneladas y que se ayudó de lastres y contrapesos. El primer intento por retirar la piedra resultó fallido, siendo en el segundo cuando consiguieron levantarla unos 40 centímetros, espacio suficiente para que los bomberos accediesen hasta la cabina, cortasen las estructuras que tenían aprisionado el cuerpo y lo retirasen. Esto se produjo alrededor de las 17:30 de la tarde pero no fue hasta una hora más tarde cuando se cerró el operativo, después de que un forense acudiera a certificar el fallecimiento y autorizar el levantamiento del cadáver, que fue trasladado al Instituto Anatómico Forense de Pontevedra para la realización de la autopsia. Testigos presenciales indicaron que el cuerpo presentaba las mayores lesiones en la zona del pecho, donde pudo haberle golpeado con mayor fuerza la piedra. Al cierre de esta edición todavía se desconocía cuándo tendrán lugar las honras fúnebres y el entierro.
Las inestables condiciones del terreno, con mucha agua y barro a consecuencia de las lluvias de los últimos días, supusieron un riesgo añadido para el personal de emergencias que participó en el rescate. Los trabajos resultaron muy complejos tuvieron que realizarse con un cuidado mayúsculo ante la amenaza de nuevos desprendimientos de piedras que pudieran poner en peligro la integridad física de las personas que formaban el operativo. n