Gema Pizarro | “La danza clásica nos ayuda a regresar al cuerpo y eso es urgente. Es donde nos habita todo”

PROFESORA Y BAILARINA | El Centro de Danza Gema Pizarro muestra hoy en el Auditorio todo el trabajo realizado durante el curso. Sesenta alumnas, desde los tres a los 25 años, se suben al escenario. Su directora, explica lo que hay detrás de la danza.
Gema Pizarro | “La danza clásica nos ayuda a regresar al cuerpo y eso es urgente. Es donde nos habita todo”
Gema Pizarro

Gema Pizarro lleva la danza hasta en la forma de hablar. A esta profesión se dedicó “durante toda mi vida”. Primero en su Madrid natal, donde se formó en el Centro Internacional Carmen Roche. Pero pronto los pasos de baile la llevaron a Zaragoza y a otros muchos escenarios del país. Incluso a México.  Cuando llegó el momento, la docencia fue el camino que trajo a Pizarro a Vilagarcía. Llegó para trabajar en la única escuela de danza que había entonces en el municipio, pero pronto, por consejo de padres y alumnos, decidió montarse por su cuenta. Sobre el escenario del Auditorio, quiere demostrar la versatilidad que da una buena base clásico.

 

 

¿Cuáles son los beneficios que aporta la danza clásica? ¿Por qué la recomienda?


Se necesita regresar al cuerpo, eso es urgente. Es donde nos habita todo, donde están todas nuestras ilusiones, nuestras heridas, nuestros sentires y toda nuestra narrativa. A los niños les aporta su propio lenguaje corporal, que es originario, antes que el verbal. En el colegio, cinco horas sentados, los niños están castrados corporalmente. También aporta muchos valores, como la disciplina, la autogestión, el control, la organización, el compañerismo, la capacidad de sacrificio... Hoy en día todo es “dámelo ya”. Yo les digo a mis alumnos que con un click no se logran las cosas, que todo es trabajo. Es un registro de organización en su vida, se quieran dedicar o no a la danza.

 

La carrera es corta, entre los 35 y 45 años lo más normal es que te retires. En mi caso compaginé la docencia con lo freelance y acompañé a músicos como Amancio Prada
 


¿Y son muchos los alumnos que tienen decidido dedicarse a ello?


Yo creo que un porcentaje bajísimo, tres de cada cien. Es difícil, pero con trabajo se hace todo. En Vilagarcía hay poca información sobre la danza porque no hay referentes. Es el gran problema con el que me he topado y trato de educar a las familias. No piensan que la danza es una profesión como otra cualquiera, que puede ser tu oficio de por vida. Es un mundo que cuando te involucras en él es como una gran familia.

 

 

Aunque más que de alumnos hay que hablar de alumnas, ¿no?


Niños solamente tengo dos porque, desgraciadamente, aunque las cosas han mejorar muchísimo, en esta sociedad hay ciertos prejuicios con el hombre bailarín clásico. Eso sí, los alumnos que se dedican al ballet clásico lo tienen muy claro, porque si no es muy complicado a nivel social, aunque luego en la experiencia profesional, al ser menos, lo tienen mucho más fácil que nosotras.

 

 

¿Cómo fue el paso de dejar los escenarios y pasar a enseñar?


La carrera de bailarina es corta, entre los 35 y 45 años lo más normal es que te retires. En mi caso, fue paulatino, porque dejé de trabajar con compañías para dedicarme más a lo freelance, coger aquello más interesante para hacer acompañamientos como la Expo de Zaragoza o trabajar con músicos como Amancio Prada. Al principio lo compaginaba con la docencia, que también trae muchas satisfacciones. l

Gema Pizarro | “La danza clásica nos ayuda a regresar al cuerpo y eso es urgente. Es donde nos habita todo”

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