Dormirse en los laureles y despertar

Tengo la sensación de que definitivamente algo está cambiando en Ravella. Será porque cada vez somos más los que no aguantamos ni las faltas de respeto ni las tomaduras de pelo de este gobierno socialista. O será porque se acercan las elecciones y algunos grupos pretenden hacer lo que no hicieron durante tres años y medio ahora que ya se huelen los tacos de papeletas y las urnas.
Sea como fuere lo cierto es que pintan bastos para el gobierno de Varela. Los socialistas llevan desde 2015 durmiendo un plácido sueño de vagancia y arrogancia, de soberbia desmedida, del que parece que se empiezan a tener que despertar por las malas. La imagen que me viene a la cabeza es la de alguien que abre los ojos en mitad de un descampado, a plena luz del día y está en medio de un griterío provocado precisamente por ese pasotismo de quien se duerme arropado por un desorbitado complejo de superioridad en lugar de trabajar y dar la cara.
El reloj biológico de los malos políticos sólo se activa cada cuatro años. Nosotros llevamos todo ese tiempo siendo la única referencia de la oposición en Ravella. Por suerte, y por desgracia para el gobierno, las cosas están cambiando. Se las prometían muy felices tras haberse “ganado” los favores del BNG y del verso suelto que campa por las izquierdas del pleno. Primero se presentó por IU hasta que lo echaron de malas maneras y ahora parece que Alves opta a ser absorbido por los socialistas, quién sabe si para entrar en su lista o para ser viceportavoz del gobierno, que parece ser su nuevo papel. Y es que ya es triste que quien era oposición defienda más al gobierno que el 90% de los concejales del gobierno, que siguen sin poder abrir la boca en el pleno… cosas del trabajo en equipo y la pluralidad de los socialistas.
Es precisamente esa voz única, esa solitaria cabeza pensante la que marca la ruta hacia el precipicio de Varela y compañía. Le han tirado un cubo de agua helada y siguen sin entender por qué. Con lo bien que les iba, sin oposición alguna en la bancada de la izquierda, con votos regalados para disfrutar de una mayoría absoluta encubierta nunca confesada. Pero se marchó el señor Ríos y se acabó el amor con el BNG. Y ya no le dan las cuentas. Y donde antes había miradas cómplices ahora hay cajas destempladas. Lo malo de los nacionalistas es que ahora ya no hay quien le quite la etiqueta de haber sido la muleta de Varela y por mucho que quieran desmarcarse, ese bipartito ruinoso para Vilagarcía se los puede acabar de llevar por delante.
Desde luego, algo está cambiando en Ravella. Mucho me temo que lo que resta de mandato se le va a hacer eterno a quien imaginaba eternizarse en el poder… Han llegado de golpe a la realidad, pura y dura de la política municipal. Estaban tan ensimismados en su modelo de ciudad que se han olvidado de ser el modelo a seguir por esa ciudad. Los cantos de sirena y los piropos que se lanzaban al principio unos a otros tapaban el zumbido de las quejas vecinales y donde antes había algunas voces discordantes, ahora hay un auténtico enjambre enfurecido.
Ahora es ya tarde para cambiar. Toda Vilagarcía ha calado a Varela y a su equipo y mucho me temo que nadie quiere cuatro años más de este plato único día tras día. La cama de pétalos de rosa en la que creían descansar se ha esfumado y sólo le quedan ya las espinas. Nunca un logo de un partido ha servido para definir mejor la desconexión con la realidad y la ciudadanía. A Varela se le marchita entre las manos el proyecto. Es el momento de cambiarlo porque ha defraudado a propios y extraños y esta ciudad se queda, triste y sola como Fonseca, porque ya no es lo que era. Tenemos la responsabilidad de recuperar el tiempo perdido, pero está claro que a ese proyecto nadie invita a este todavía alcalde… ¡Ya queda menos!. Algo está cambiando en Ravella…

Dormirse en los laureles y despertar

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