La olla a presión del 2018

El 2018 está a punto de concluir y en breve se producirá el cambio de calendario tanto en Sanxenxo como en todo el mundo. Ni todo fue tan bueno, ni todo tan malo. Lo bueno se recordará, y de lo malo, esperemos que se aprenda algo. Comenzamos el año con el paseo de madera de A Lanzada volando por los aires; se habló mucho y se sigue hablando de la polémica Sanxenxo vs Sangenjo; se organizaron nuevas fiestas (I Festa Gastronómica da Orella - Dorrón) y algunas con su corta andadura se están convirtiendo en un referente (IV Festa do Jato); el paseo de Silgar se pintó como un arco iris y esto dio mucho que hablar; el verano de Sanxenxo como todos, petado de gente, con buen tiempo y con el rey emérito visitándonos a menudo; el Plan Concellos de este año ha dejado en Sanxenxo varias inversiones; se inauguró por fin el Parque Empresarial de Nantes; se reformará la Calle Progreso en breve; se presentó un plan de 20 millones de euros para el puerto de Portonovo; un décimo premidado del Gordo navideño se vendió en Sanxenxo; y antes de las uvas, un altercado machista en el puerto deportivo de Sanxenxo nos deja un mal sabor de boca para terminar el año, etc.

A nivel nacional, sigue la polémica desatada con los restos de Franco; el problema con el cambio de hora está en el aire; los título de máster han dado mucho que hablar y han inducido alguna dimisión política; algunos quieren que vuelva a aplicarse el 155; Puigdemont se lo pasa en grande en el extranjero y mientras Torra se despiporra; una moción de censura cambia el gobierno en España (a cambio a de qué? está por ver…); la izquierda pierde la mayoría y el gobierno en Andalucía; se va Mariano a registrar propiedades y Pedro, al cual no le salen los números, toma en propiedad el avión presidencial; irrumpe VOX en el panorama político nacional y se aumenta el abanico de posibilidades para los electores; las corruptelas políticas aún siguen en juicio (y más que vendrán seguro); luchas de poder a flor de piel en los diferentes partidos políticos (un juego de tronos perpetuo); los partidos de nueva generación ya no son tan nuevos ni tan santos (cambian su discurso según interesa y se van mimetizando con las cloacas del estado); un Real Madrid que consigue su Champions número 13; arrasa la serie Fariña (“Cocaine Coast” en Netflix) y el narcotráfico vuelve a estar en boca de todos; se produce el hundimiento de algún pesquero y se lleva la vida de varios marineros; el alumbrado navideño de Vigo y el inglés de Abel Caballero dan la vuelta al mundo, etc.

A nivel ya más europeo y mundial, el Brexit aún está por decidir lo cual nos debería preocupar a todos; Francia y sus chalecos amarillos ponen a la línea a su presidente y piden su dimisión; Italia y su nuevo gobierno se rebelan contra Europa; un papa que lucha contra la pederastia y el abuso dentro del seno de la iglesia; el problema de la inmigración en Europa no se debate ni se soluciona (o eso parece, pues no se avanza en este tema) y los muertos se cuentan por miles en el Mediterráneo; la mujer sigue pagando las consecuencias (muchas veces con su vida) de un mundo machista y racista (pues ambos existen a toneladas, aun cuando muchos lo nieguen); un Trump que ya no quieren ni los suyos contento usando su Twitter y levantando muros (quizás contra el mismo),… Parece que la Unión Europea está convulsa, como el resto del mundo en general. Estamos en un momento como raro, parece todo Dios se ha levantado con el pie cambiado, ni nadie se conforma ni con nada ni con nadie. ¿Quizás sea un reflejo de la sociedad?  ¿consecuencia de las injusticias y desigualdades? Algo así como una olla a presión que en cualquier momento puede reventar…, el año ha sido intenso, y la olla se ha llenado demasiado, y como cualquier olla tiene un tope, y si la presión se dispara ya sabemos el resultado…

La olla a presión del 2018

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