El Concello de Vilanova repartió en 2015 setenta composteros para un plan piloto que pretendía testar, por un lado, la aceptación vecinal y, por otro, si efectivamente contribuirían a reducir la basura que se deposita en los contenedores verdes y cuyo tratamiento Sogama cobra por kilo.
El programa se dejó en manos de la asociación O Castro de Baión, para su reparto y seguimiento en esta parroquia rural, pero la buena acogida vecinal terminó llevando composteros a parroquias vecinas como András y Tremoedo. Incluso vecinos de Castroagudín (Vilagarcía) y Leiro (Ribadumia) han mostrado interés por el plan, dado que la lista de socios de O Castro no conoce fronteras.
José Carballo es, junto a Alberto Álvarez, uno de los encargados del seguimiento del proyecto y conoce bien dónde ha resultado mejor y dónde peor esta apuesta por el biodegradado de desperdicios orgánicos. “Nas casas con pequenas hortas, onde non hai animais, funciona moi ben”, utilizando el compost como abono para jardines y pequeñas plantaciones.
Por contra, las propiedades y granjas con animales como gallinas no generaron ya tanto volumen de compost, porque “quen ten animais prefire reciclar doutra forma”, priorizando la atención a estos. Con todo, en general la aceptación ha sido buena. “Incluso hai unha casa que non ten onde colocar o composteiro e traenme o lixo a min”, señaló Carballo para ilustrar el interés en participar en el programa.
“Tamén funciona moi ben nos lugares con céspede, para aproveitar os restos que se cortan” y que generan un buen compost.
éxito
Ya cuando habían organizado una excursión a la provincia de A Coruña para conocer el funcionamiento de un centro de compost, en O Castro vieron que existía demanda: “Enchemos un autobús e todos se interesaron moito pola formación”. “Personalmente creo que a xente motivouse con este proxecto”. Otra prueba es que los setenta composteros pronto se quedaron corto y hubo que aumentarlos hasta casi un centenar, por el importante número de peticiones.
En cuanto a kilos de basura que se dejaron de depositar en los contenedores verdes con destino a Sogama, José Carballo indica que es “difícil de precisar”, pero “é evidente que mellorou”, a pesar de tratarse de un plan piloto de incidencia contenida. Detectaron también que se eliminó la práctica habitual de tirar patatas sobrantes de alguna cosecha particular a la basura. Ahora al menos se convierten en abono. n