El naufragio del barco “Sefi G” registrado el pasado lunes en las inmediaciones de la isla Vionta, que dejó como balance un desaparecido -el joven sonense Jacobo Hernández Rego- y un superviviente -el palmeirense Juan José Bermúdez Romay-, hizo que la gente del mar de la zona rememorase estos días algunos de los episodios más negros vividos en los que el mar le ganó la partida a los hombres. Al hablar de cada uno de los lamentables sucesos frente a la costa de Aguiño, pero también en el área que va de Fisterra hasta Cabo Silleiro, los marineros demuestran que están acostumbrados a vivir con las desgracias. Es tal la cifra de fallecidos que algunos la elevan a 500 en un siglo, aunque de muchos barcos se desconocía el número de tripulantes. Avezados pescadores de la zona llegan a decir que en la boca de la Ría de Arousa hay otra “Costa da Morte”.
El más reciente naufragio que se había producido hasta el pasado lunes en el paso de O Carreiro se registrara el a finales de octubre de 2009, cuando fallecieron dos de los tres tripulantes del “Cunchiñas”, los rianxeiros Vicente Figueira Vicente y Faustino Rodríguez Rodríguez, mientras que su compañero José Eiras Varela sobrevivió tras superar una severa hipotermia en el Clínico de Santiago. Casi un año después, pero en el litoral de Porto do Son murieron dos jóvenes deportistas cuando regresaban de una jornada de pesca. Se trató de Juan Torres Parada y Benigno Torres González, mientras que José Manuel Pérez Míguez, que los acompañaba, pudo ser rescatado con vida tras el accidente. Los tres salieron despedidos del barco pero, al parecer, los dos primeros fueron alcanzados y golpeados por el barco y una hélice. Casi dos meses antes, falleció el patrón del “Furacán”, Carlos Queiro, al naufragar su buque cuando regresaba al puerto de Portosín tras recoger las nasas, mientras que sus dos acompañantes fueron rescatados vivos.
Otros marineros aprovecharon estos días para echar un vistazo a las copias de una carta de naufragios que elaboró un vecino de Corrubedo y que el Concello de Riveira le suministró al anterior patrón mayor de Aguiño, Andrés Monteagudo Arestín, quien se guardó una y repartió las otras entre amigos, dejando un ejemplar en la Cofradía de Pescadores del lugar. En ese documento se recogen una veintena de naufragios, desde el del velero “Nemesia” en 1881, en el que falleció la mitad de su tripulación, hasta el pesquero “Inés Eva”, que se hundió frente a la isla de Sálvora en la madrugada del 23 de mayo de 1987, pasando por el histórico del navío “Santa Isabel” (2 de enero de 1921), y en el que murieron ahogadas 213 de 254 pasajeros.