Residentes en Juan Sebastián Elcano exigen medidas contra el vandalismo

Residentes en Juan Sebastián Elcano exigen medidas contra el vandalismo
Diario de Arousa-2018-03-04-018-edbc77b5

Desesperados. Así se encuentran los residentes en la Rúa Juan Sebastián Elcano, en  pleno casco urbano de Ribeira, frente a los problemas que, aseguran, llevan denunciando desde hace aproximadamente ocho meses, pero que se vienen registrando desde bastante tiempo atrás. Señalan que pese a estar en pleno centro de la ciudad se sienten abandonados por los responsables municipales y otros estamentos frente a sus denuncias de vandalismo por parte de grupos de jóvenes, la mayoría de ellos menores de edad, que se concentran en la calle a cualquier hora del día y de la noche, causándoles daños en sus propiedades, además de trapichear con drogas y de insultarles.
Una de las vecinas manifestó que, aunque la gente le suele echar la culpa a los toxicómanos de causar problemas, en este caso son contadas las ocasiones en las que esas personas les molestan. Sus quejas se dirigen principalmente a grupos de muchachos -la cifra suele oscilar bastante, entre media decena y unos 15-, que se reúnen allí para fumar cigarrillos o porros, entre otras cosas, sin que los puedan ver sus padres. Precisa que se trata de chiquillos que habitualmente se juntan en la Praza do Concello, pero que se desplazan hasta esa calle de poco tránsito, debido a que no tiene salida y prácticamente sólo van los que tienen allí sus domicilios, sobre todo personas de edad avanzada. Varios residentes indican que cuando esos jóvenes van por allí también se dedican a trapichear, escondiendo el material en cajetillas u otros envases en las rejillas de alcantarillas y en las bajantes de los canalones y en otros huecos que encuentran. Apuntan que también van a esnifar cocaína y a hacer botellones en horas de movida nocturna.
Los residentes señalan que están hartos de comprobar la gran suciedad que generan esos muchachos, tirando todo por el suelo, en las alcantarillas y en el interior de sus propiedades, en las que también realizan pintadas, tanto en puertas y ventanas como el resto de las fachadas. Dicen que al sentarse delante de las puertas, además de impedirles entrar a sus casas, también las golpean y al hacerlo de manera reiterada, acaban cediendo y luego les resulta difícil abrirlas o cerrarlas, además de que también causaron la rotura de varios cristales.
Esos vecinos también se refieren a que tienen que soportar los olores a orines, pues algunos de esos jóvenes mean en plena calle, e incluso acuden con sus perros, algunos potencialmente peligrosos, y dejan las deposiciones de esos animales. Por si eso fuera poco, denuncian que tienen que soportar los ruidos que causan a cualquier hora del día, y añaden que al no tomarse medida para detener este tipo de situaciones, la problemática está yendo a más y se temen que la cosa pueda acabar muy mal. “Si les hacemos algo para defender nuestras propiedades o para echarlos de allí, son los propios chiquillos los que nos dicen que nos van a denunciar, pero mientras tanto ellos parecen intocables”, subrayó un afectado. l

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