ARGUMENTAR Y PELEAR

Los políticos locales de Vilagarcía tienen que tomarse un tiempo para la reflexión. Convertir los plenos en un lugar para la bronca no es su papel. Es evidente que desde que comenzó el actual mandato las diferencias entre el grupo de gobierno y la oposición son palpables. Pero esto no debe servir de excusa para convertir un foro de debate en un escenario en el que la crispación ejerce el papel de protagonista.
El detonante, uno de tantos, es que alcalde prohibió que en el Pleno se debatan mociones genéricas con la banal excusa de que las sesiones se prolongan durante excesivo tiempo y que algunas de ellas no implican directamente a Vilagarcía o a sus vecinos. Esto último es cierto. Tiene su parte de lógica obviar asuntos que no competen a la Administración local, ni de lejos.
Existe un reglamento municipal aprobado el pasado año que limita el tiempo de las intervenciones de los portavoces. Una solución intermedia podría ser que se aplicase para este tipo de propuestas. Puede que no contentase a todo el mundo, pero por lo menos el Pleno de Vilagarcía sería más democrático a la hora de recoger las sensibilidades de los grupos.
El presidente de la sala es quien tiene la responsabilidad última de que el debate plenario se desarrolle sobre cauces de normalidad y sin que nadie se desboque a la hora de expresar sus ideas o la disconformidad sobre algún asunto en concreto.
La permisividad que ha tenido el regidor es plausible. Nadie podrá reprocharle, hasta ahora, que ha cerrado las puertas a la libertad de expresión de cada cual, incluso de los vecinos que asisten a las sesiones en virtud del reglamento de participación ciudadana, uno de los más avanzados, por no decir el que más, de toda la comarca.
Sin embargo, lo que podría considerarse como una cualidad digna de elogio ha mudado en censura, al prohibir algo tan básico como la introducción de mociones que todos los partidos elaboran para que se aprueben en los plenos de los diferentes ayuntamientos. El PP, ahora en el Gobierno local de Vilagarcía, ha presentado multitud de ellas (17) a lo largo de los últimos diez años. Qué pensarían los mismos que ahora acotan esta posibilidad si, de un plumazo, alguien decide que se suprimen. Es posible que les causara malestar. Pues esa misma sensación de libertad coartada es la que tienen los actuales grupos de la oposición con la actitud mostrada antes y durante el Pleno por Tomás Fole, quien no ha querido dar el brazo a torcer.
Comprendo la desazón que esta decisión pueda producir, pero no comparto que la única respuesta sea la que ofrecieron Esquerda Unida y BNG. Unos encerrándose y los otros marchándose. Puede que genere aplauso entre sus simpatizantes y un titular, pero a la postre no deja de ser una postura de fuerza contra otra. Me quedo con la crítica dura y feroz de los socialistas. Es preferible argumentar que pelear. Porque, ¿qué será lo próximo?.

ARGUMENTAR Y PELEAR

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