Van pasando las horas, incluso los días y los ecos del 25 de Xullo no se apagan. Los que más resuenan son los de la Quintana, pero, claro, es donde hubo más gente y el sonido reverbera con fuerza al rebotar en las paredes pétreas. Eso sí, a medida que transcurre el tiempo los comentarios destilan una mala leche... se nota que no es de una cooperativa do país. Será cosa del minifundismo nacionalista de la nazón de Breogán o del rupturismo también de la nazón de Breogán, pero es lo que suele ocurrir cuando el Día de Galicia –nacional o no– o el Día da Patria –a gusto del consumidor– trabaja cada uno en su leira, con las orejas tiesas, no vaya a ser que alguien dé un sorprendente impulso a la concentración parcelaria y lo que son troulas –algunas no llegan ni a romería– de parroquias pasen a ser un Woodstock enxebre. Eso sí, con gaitas y pandeiros, nada de guitarras eléctricas. ¡Ah! y además en todas las reacciones se cuela un recuerdo al esperpéntico intento de investir presidente a Pedro “La sonrisa” Sánchez. Vamos, más espanhois que os espanhois... Habrá que pedir amparo ao noso señor Santiago.