ubo un tiempo en que los usuarios del paseo de la playa de Vilagarcía íbamos sorteando baldosas rotas al ir y al volver de Carril. Y todos nos quejábamos de que alguien tenía que resolver un paseo incómodo para hacerlo plenamente accesible y atractivo. Y todos estábamos de acuerdo. Pero tuvo que haber un Gobierno en Madrid que le diese la importancia necesaria y pusiese el dinero encima de la mesa. Y ese Gobierno en Madrid fue el de Mariano Rajoy. Quizás haya quien no lo sabía o quién lo sabía pero se lo adjudicaba mentalmente al nuevo ZP de Sánchez, pero no, al César lo que es del César y a los gobiernos lo que le corresponde.
Quizás lo único que le faltó fue venderlo varias veces a bombo y platillo y venir a sacarse fotos en plena obra (como hacen los socialistas con obras NO acabadas), pero Rajoy y el PP somos más de gestionar que de vender humo. Y el paseo se hizo realidad. Decían los técnicos que mejor hacerlo en 2 fases para que los trabajos entorpeciesen lo menos posible a los que utilizamos el paseo, porque es evidente que nos cruzamos más a menudo en primavera y verano que en pleno invierno. Vamos, que había un plan. Y se dejó dinero, para la primera y para la segunda fase.
Pero siempre hay un pero. Y las rutas por las sendas y paseos gallegos de Rajoy dieron paso a las RayBan a bordo del Falcon de Sánchez. Y el paseo y los cuartos se fueron, probablemente, a pagar favores a los independentistas, porque se ve que romper España está caro y hacen falta fondos. Así se explica que los socialistas nos quiten a los gallegos un vergonzante 19% de inversiones, entre ellas… nuestro “Paseo Interruptus”…
Pero lo nocivo de la gestión socialista no queda ahí. En Ravella vieron cómo otra gestión del PP les caía del cielo, y con ella otra oportunidad de colgarse una medalla habiendo puesto cero euros. Y no se resistieron a meter la pata. En esa primera fase del proyecto se pueden diferenciar dos partes: El 99% de construcción y ejecución de la obra y el 1% de la decoración… ¿Adivinan cuál es la única que genera críticas? Pues sí, la única en la que pudieron meter las narices los grandes gurús del PSOE vilagarciano. Lo tiñeron todo de óxido para disgusto de propios y extraños. Los más optimistas queremos creer que lo hicieron para compensar el atardecer más bonito del mundo, aunque yo también creo que el problema es de concepto de todo su modelo de ciudad en global.
Somos esos mismos optimistas los que cada vez que pasamos por la ruta playera sonreímos al comprobar que poco a poco le vamos ganando la batalla a la horterada de color elegido por la concejala (para ahí y para el resto de Vilagarcía), porque se destiñe día a día… como su legado en política.
Estamos en tiempos de cambios, de oportunidades, de toma de decisiones. Ya que el senador socialista vilagarciano gusta de ir a pasear (al Senado, concretamente para pasarnos luego la factura) ya podría haberse interesado en exigir financiación para acabar nuestro paseo. Con todo el bien que ha hecho esa ruta en la lucha contra el colesterol y todo el mal que le ha hecho el PSOE a ese proyecto… como digo siempre, ya queda menos… como óxido en el paseo…