Familiares de los asesinados en el 36 acuden a la excavación en Rubiáns de la fosa común

Familiares de los asesinados en el 36 acuden a la excavación en Rubiáns de la fosa común
Margarita Teijeiro, de O Faiado da Memoria, relató los hechos sucedidos en el 36 a pie de fosa | mónica ferreirós

Cada mes de noviembre y por el día de Todos los Santos la familia de Juan Aragunde deposita flores blancas en el monolito que marca el lugar donde se cree que está la fosa común del cementerio de Rubiáns. Él es uno de los 18 represaliados y asesinados en el 36 cuyos restos se están buscando estos días en unos trabajos muy minuciosos, pero que todavía no han dado resultado. Juan Aragunde era, como ayer mismo explicaba su nieta Rosa Méndez, “un home bo”. Su hija todavía vive, aquejada por la demencia de los años, pero con la esperanza intacta de poder recuperar el cuerpo de su padre. “Se atopan o corpo levarémolo para o noso panteón de Cornazo, é algo que xa teño falado con miña nai”, explica Rosa. Para ella la historia de su abuelo no ha sido un tabú en su casa. “Dicíase sempre. Meu avó agochou na casa a dous veciños. Un día viñeron e leváronos aos tres. Non levaron a miña avoa porque miña nai era pequena e choraba, pero agarrárona e arrastrárona polos pelos”, cuenta Rosa. Esos dos vecinos eran Luis Iglesias Galáns y José Ramón Roo, cuya familia también tiene la esperanza de encontrarlos en esta excavación de Histagra.


“Miña nai quixo olvidar como un mecanismo de autodefensa e para seguir vivindo porque foi ela a que, con 15 anos, tivo que vir a recoñecer o cadáver de seu pai” 



Rosa Méndez fue una de las familiares de los asesinados que ayer acudieron a Rubiáns para conocer de primera mano los trabajos que se están realizando en una superficie de 100 metros cuadrados. De la mano de la asociación O Faiado da Memoria hasta la zona se acercó también María Loli Cores Fuentes, nieta de Avelino Fuentes García, presidente del Pósito de Pescadores de A Illa en el 36. “Na miña casa nunca se falou desa historia. Nunca. Miña tía avoa chamoume antes de morrer para contarmo, porque sabía que miña nai nunca me falara dese tema”, explica Loli. De hecho se enteró de todo lo que había pasado con su antepasado aún en el año 1988. “Miña nai quixo olvidar como un mecanismo de autodefensa porque foi ela, cando tiña catorce ou quince anos, a que tivo que vir a recoñecer o cadáver de seu pai”, explica la isleña. Lo hizo acompañada de sus tías “que tiveron que quedar fóra”. Señala que “dicían que o corpo non tiña a dentadura. Él era carpinteiro e traballara en Nueva York e puxera dentes de ouro. Dicían que llos quitaran”. Lo que los familiares le dijeron a Loli es que el cuerpo de su abuelo “estaba na fosa do cementerio de Rubiáns”. El sitio donde, precisamente, se busca ahora. “Atopalos sería un alivio”, reconoce. Por su parte María Josefa Falcón, bisnieta de Pilar Fernández Seijo, declara que su padre -fallecido el año pasado- “estaría moi emocionado se consiguen atopar a súa avoa”. Todo pese a que en su casa apenas se hablaba del trágico episodio que acabó con la vida de Pilar Fernández y otros tres simpatizantes de la República -Antonio Sayanes González, Manuel Limeres Ordóñez y el conocido sindicalista anarquista Rodrigo Berruete Alejandre, alias “el Gitano”- en su casa de Loenzo. “Meu pai naceu ao ano seguinte de morrer ela, pero sei que estaría contento”, explica.

Todos los familiares se muestran dispuestos a la recogida de muestras de ADN -que hará el antropólogo forense Fernando Serrulla personalmente- cuando aparezcan los restos. El arqueólogo encargado de la excavación, Fran Alonso, les aseguró que “tivo que ser a nosa xeración, a dos 90, a que veña a revertir esta situación de anomalía democrática”. Admitió que la búsqueda está siendo “frustrante”, pero que “o feito de estar aquí xa supón un antes e un despois”. Serrulla les aseguró que "vamos a estar aquí hasta agotar todas las posibilidades para nosotros". 

Familiares de los asesinados en el 36 acuden a la excavación en Rubiáns de la fosa común

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