Changui sigue a lo suyo y le da un valioso punto al Ribadumia con un golazo de falta

Un auténtico campo de minas se encontró el Ribadumia en Cangas. Josiño Abalde vio al Ribadumia el domingo anterior y sabía muy bien como hacerle daño. La receta era clara: máxima intensidad defensiva para impedir la circulación de la pelota y un partido muy físico, de esos que nada le gusta al equipo aurinegro. Aún así generó peligro, como no a través de Changui, con dos buenas ocasiones que no acabaron en gol. Era un aviso a navegantes. Pero poco a poco el Alondras se fue haciendo con el control de la situación y bien avanzada la primera parte encontró su gol. Fue en un saque de esquina en el que Rubén Comesaña fue capaz de rematar de cabeza a la red.

Los ribadumienses acabaron muy molestos con el árbitro, que en la primera parte les privó de un penalti por mano de un jugador local que incluso tendría que haber sido expulsado. Y para colmó acabó señalando un penalti a favor del Alondras muy protestado por los visitantes, aunque Mauro lo envió por encima del larguero.

En la segunda parte el partido se trabó demasiado. El Alondras tenía el marcador a favor y jugaba a lo que más le convenía. Y así fueron transcurriendo los minutos hasta la recta final del encuentro en la que pasaron muchas cosas.

A falta de diez minutos el Alondras pudo sentenciar pero Gustavo estrelló el esférico en el poste. Y poco después fue Berros el que desaprovechó su opción. Parecía estar el partido para los de Cangas pero ningún final está escrito si Changui se encuentra en el campo. Una falta cerca del área fue un caramelo demasiado apetitoso para el pichichi. Cogió el balón, lo colocó con mimo, calibró la mirilla, disparó y el balón se coló por la escuadra. Un golazo que vale un punto muy importante que mantiene al Ribadumia en la cuarta posición.

Eso sí, también Mauro tuvo mucho que ver en el resultado. Y es que aún hubo tiempo para un penalti polémico que el jugador local ejecutó con mucha frialdad y cierta frivolidad (intento a lo Panenka) enviando el balón por encima del larguero.

Y el partido concluyó con ese empate que deja muchos más contentos a los ribadumienses, especialmente porque salvaron un punto en un campo difícil y en un partido donde nunca encontraron su fútbol.