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lunes | 6 mayo | 2024
El propietario del Hotel Spa Galatea, José Luis Prieto González, lamenta los “insultos, falsedades y amenazas” que recibió por parte de los trabajadores, los sindicatos y sus representantes durante la negociación del ERE que acabó con la marcha de una buena parte del personal.
El empresario sostiene que durante el periodo de negociaciones “nos abstuvimos de contestar”, al encontrarse en un “marco de comprensión y buena voluntad”.
Sostiene sin fisuras que la apertura del hotel durante todo el año “conduciría a la empresa a la quiebra”, motivo por el que explicó la situación a cada uno de los trabajadores “y ninguno de ellos, ni sus representantes y asesores argumentaron nada en contra”. Remarca que no solo eso, sino que “todos reconocían que no había otra manera de trabajar en este hotel que no fuera convertirlo en un establecimiento de temporada”.
Por este motivo, argumenta, ofreció a los trabajadores la transformación de su relación laboral, de modo que pasasen a ser fijos discontinuos y mantener así sus empleos garantizándoles seis meses de trabajo, pese a que, según indica, no era aconsejable abrir al público más de cinco.
José Luis Prieto justifica la decisión empresarial adoptada recordando que el hotel estuvo explotado por una de las grandes compañías turísticas de Galicia, “que lo abandonó en el mes de mayo ante la imposibilidad de obtener de él una rentabilidad mínima que permitiera su continuidad”.
Inversiones
Subraya asimismo que cuando volvió a asumir la gestión del establecimiento primó una serie de inversiones valoradas en 60.000 euros y comenzó a cumplir de forma puntual con los pagos de los sueldos a los trabajadores.
La parte empresarial insiste en que durante 14 años hizo frente a sus obligaciones con los empleados, lo que “nos obligó en los momentos más duros a ampliar nuestro grado de endeudamiento, con el fin de que los trabajadores no sufrieran las consecuencias de la crisis”.
En este sentido, expone que su intenció nunca fue la de dejar abandonados a los trabajadores. Si fuera así, dice, “hubiera sido muy fácil iniciar un litigio judicial largo con los anteriores explotadores y qué hubiera sido entonces de la plantilla durante ese periodo”.
