Los residentes en el populoso barrio ferrolano no salían de su asombro en estos últimos días de calor al ver la invasión de bañistas que se dieron cita en el arenal. Incluso algunos residentes mostraron sorpresa ante la variedad de acentos foráneos y palabras extranjeras oídas a los bañistas, que sonaban como algo extraño en el barrio. El motivo fue que la playa artificial se llenó de cientos de personas y va camino de convertirse en el espacio más internacional de las playas urbanas gallegas. Merece que el Ayuntamiento se ponga manos a la obra de cara a hacer los deberes para la bandera azul.