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miércoles | 8 mayo | 2024
El patrullero “Tabarca”, perteneciente a la Armada Española y con base en la Escuela Naval de Marín, arribó a las tres de la tarde de ayer con sus 30 tripulantes al muelle comercial de Ribeira como puerto de descanso de dotación y presencia naval. Se trató de una situación poco habitual -estuvo a comienzos de 2018-, de ahí que su presencia generase gran expectación entre numerosos vecinos, algunos de los cuales incluso se acercaron a verlo de cerca, pero la gran mayoría prefirió admirarlo desde la fachada marítima. Su comandante, Alejandro Álvarez Brasa, explicó que es el octavo de una serie de 10 unidades, que pertenece a la clase Anaga y que realiza labores de vigilancia marítima entre la desembocadura del Río Miño y Cabo Finisterre para control e inspección de pesca, pero también de control del patrimonio submarino y patrón de vida de actividad marítima, (auxilio, búsqueda y rescate).
El comandante recordó en este sentido que una de sus últimas intervenciones que tuvieron mayor significación fue su participación durante tres días a mediados de diciembre en las labores de busca y rescate de los tripulantes fallecidos y el desaparecido del barco “Sin Querer Dos”, queque naufragó a 4,5 millas de Cabo Fisterra, a donde acudió cuando estaba en Vilagarcía. Explicó que se trata del primer buque de la Armada que lleva el nombre de “Tabarca”, que es el mismo que el de una pequeña isla situada en la costa alicantina, a 10 kilómetros al sureste de la localidad de Santa Pola, habitada por algo más de un centenar de personas. Fue construido por Bazán -actualmente Navantia-, en su factoría de San Fernando (Cádiz), y su botadura tuvo lugar el 23 de diciembre de 1980. Tiene 44,5 metros de eslora y 6,6 de manga, cuenta con un motor principal y otros dos auxiliares, así como dos cañones, dos ametralladoras y armamento portátil. Álvarez Brasa indicó que su amarre en puertos como Ribeira es para “que se vea que la Armada está aquí para servir”. l
