A POBRA-Andrés Díaz de Rábago, 60 años de misionero en China, recibió de su villa natal un cálido homenaje

A sus 96 años, el sacerdote jesuita y médico Andrés Díaz de Rábago, pobrense de nacimiento, recibió ayer el homenaje de sus vecinos en un acto solemne en el salón noble del consistorio, a donde llegó acompañado por los condes de Fenosa, José María Arias Mosquera -su sobrino segundo- y Pilar Romero Vázquez-Gulías, y que fueron recibidos por el alcalde, Isaac Maceiras y numerosos vecinos que quisieron testimoniarle su aprecio. En el despacho del alcalde, el homenajeado recibió una grata sorpresa, pues se encontró y fundió en un fuerte abrazo con María del Carmen González Davila, a la que llamó “Cheché”, pues tiene unos meses más, y que fue muchos años sirvienta en su casa.
Después de que la concejala Encarna Montemuiño glosó la vida de Andrés Díaz de Rábago, llegaron las emotivas y sabias palabras del homenajeado que, lejos de dar un discurso solemne, contó anécdotas de su vida en China, donde ejerció 60 años de misionero, y destacó la humanidad y amabilidad del país oriental que lo recibió. Agradeció a Mao Tse Tung “que hoy esté aquí” y reconoció que aprendió mucho de los jefes comunistas, subrayando “el entusiasmo de aquellos hombres por sus ideales”. En el ramillere de declaraciones que dejó a los asistentes destacó que “en todas partes hay gente buena, aunque esté equivocada”.
Díaz de Rábago expresó su deseo de que A Pobra sea mejor y más grande, para lo que cree necesario estar unidos con el alcalde, “hoy es este y mañana otro”. Y concluyó emocionándose al decir: “los viejos también tenemos nuestro corazoncito, y que A Pobra me haga este homenaje hace que suene tum-tum”.