Reportaje | La Santa Compaña se apodera de los montes rianxeiros

Reportaje | La Santa Compaña se apodera de los montes rianxeiros
Los participantes en la Andaina da Santa Compaña, en Rianxo, se encontraron con muchas sorpresas en medio de la oscuridad

“De miedo”. Así se los pasaron las alrededor de 400 personas que hace unos días participaron en la segunda edición de la Andaina da Santa Compaña que organizaron la Sociedad Deportiva Barbantia Roda y la Concellería de Deportes e Patrimonio de Rianxo y que discurrió por un trayecto de unos 11 kilómetros por caminos forestales. Aunque fueron muchos los integrantes de esa comitiva que prefirieron ir ataviados con ropa cómoda y deportiva -incluso calzaban zapatillas de deporte-, no faltaron quienes quisieron meterse en el papel principal de almas en pena, vestidos con túnicas negras con capucha -había algunas blancas, pero también alguno disfrazado de demonio- que estuvieron vagando como espectros o fantasmas durante casi cuatro horas por los senderos del monte del entorno del área recreativa de Campo Maneiro, que fue salida y llegada de la caminata, pero también de Ourille, Pastoriza y Castro Barbudo. Todos portaban linternas, focos y otros sistemas de iluminación para alumbrarse por donde pisaban durante la ruta, pues estaba todo en penumbra, pues ni tan siquiera era visible la luna.

La satisfacción de los organizadores ya empezó a hacerse notar desde un primer momento, pues a la hora prevista de la salida aún seguía llegando gente para participar, por lo que al final se dobló la cifra del año pasado, que había rondado los 200. Quienes miraban esa noche hacia esos montes de la localidad rianxeira sólo veían las luces con las que se alumbraban para caminar. Lo que en un principio parecía una placentera experiencia diferente con la naturaleza, al hacerlo en una casi plena oscuridad, lo cierto es que todo cambió por un espectáculo terrorífico al llegar al conocido como Camiño do Vixiante, que se convirtió en la “Porta do Inframundo” con forma de ataúd. Ahí, en medio de telas de araña, una densa niebla, voces de ultratumba, extrañas sinfonías y gritos, sobre todo los que pronunciaron los caminantes al llevarse unos buenos sustos, tras los que salieron despavoridos. Algunos indicaban que es un espectáculo digno de ver y que no dudan en que repetirán en 2018. Además de un avituallamiento con agua tras varios kilómetros, nada más regresar a Campo Maneiro les esperaba una queimada, con conjuro, y tras ella volvieron a sus casas.

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