A falta de pocos días para que comience la liga de Tercera RFEF, en el Arosa la máxima preocupación vuelve a ser el terreno de juego de A Lomba. Problemas en el sistema de riego los últimos días agudizan el estado de un campo enfermo, donde parte del césped ha tornado en un color amarillo y la “mala hierba” se extiende cada vez por mayor superficie. En todo el verano sólo se han jugado cuatro partidos en la instalación, que a partir de ahora tendrá un uso mayor.
En el seno del Arosa preocupa mucho que el terreno de juego, cuando lleguen las lluvias, pueda convertirse en el peor enemigo del equipo en su tentantiva de luchar por el ascenso a Segunda RFEF, un problema ya recurrente que ha agotado la paciencia de los aficionados.